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Martes 26/11/2024
 

Cádiz

“Lo mismo que luché contra Franco lucharé contra lo que está haciendo Pedro Sánchez”

Gaditanos de toda la provincia, del PP, simpatizantes de Vox, y no vinculados a unos ni a otros, se desplazan a Cádiz para decir no a la amnistía

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  • Pancarta contra la amnistía en la concentración del PP de Cádiz. -

No resultó fácil abrirse paso hasta el pequeño escenario montado por el PP frente al monumento a Las Cortes de 1812, en Plaza de España, esta mañana, en Cádiz, para que el presidente provincial de la formación, Bruno García, arropado de la plana mayor del partido, se dirigiera a la muchedumbre dando lectura al manifiesto que la formación defiende a nivel nacional contra la amnistía y los pactos de Pedro Sánchez con los partidos independentistas para garantizarse la investidura.

Según la organización, había que pedir perdón y paso a unas 7.000 personas; la Policía Nacional rebajó la cifra a unas 3.800. En cualquier caso, al margen de que sea cierta un número u otro, no resultó fácil.

Además, en cuanto uno se topó con el atril y vio las caras de quienes rodeaban a Bruno García y, en las primeras filas, con concejales, cargos orgánicos y militantes con carnet de los tiempos de Alianza Popular, supo que solo encontraría chicha, y no argumentario precocinado y ultracongelado, más atrás.

Así fue. Para abrir boca, un jerezano de 51 años, visitador médico, que aseguró no militar en partido alguno, justificó su desplazamiento a la capital gaditana porque “no hay derecho a lo que está haciendo, por decirlo de forma suave, este individuo (en alusión a Pedro Sánchez)”. Y, de corrido, lamentó que el líder del PSOE “viole la separación de poderes y quebrante la igualdad entre los españoles”.

Unos metros más atrás, una extremeña afincada en Cádiz, profesora de instituto de Física y Química jubilada, con 80 años, dejó claro, justo al accionar la grabadora, que no tiene que ver con sigla alguna, pero que está en contra de la amnistía, y no solo eso, sino que el presidente en Gobierno en funciones está dispuesto a condonar la deuda a Cataluña “a costa de nuestros impuestos”. “No me da la gana”, remachó tras tomar aire.

Continuó. Aunque es gaditana de corazón, le duele su tierra de nacimiento. “A Extremadura no llega el tren” y a Carles Puigdemont “le regalan las vías”, exclamó.

Finalizó advirtiendo de que “lo mismo que luché contra Franco, lucharé contra lo que está haciendo Pedro Sánchez”.

El menú de testimonios se completó con la aportación de unos jóvenes de 20, 24 y 29 años simpatizantes de Vox, que se sumaron a la concentración del PP después de que la formación de Santiago Abascal animara este viernes a hacerlo. “Somos andaluces (de hecho, cuando sonó el himno autonómico al final del acto, lo cantaron, poco habitual en Vox) y queremos que se nos perdone la deuda como a Cataluña o las mismas cesiones que al País Vasco o Canarias; lo que no queremos es que haya españoles de primera y de segunda”.

En esto, terció un manifestante, leonés, pero residente en la capital desde hace unos años, que sostenía que tanta culpa tiene el PSOE como el PP (en plena manifestación del PP) por no modificar la Ley D’Hondt y darle el poder de decidir por España al dos o tres por ciento del electorado. La guinda del pastel.

Luego tocó cubata. En Plaza de San Antonio. En torno a la una, el estruendo de las 1.100 personas que se reunieron frente a la sede del PSOE de forma espontánea, llamados por redes sociales, atronaba en las calles aledañas. Con una docena de agentes de la Policía Nacional protegiendo el edificio, cerrado a cal y canto, unos jóvenes envueltos en la bandera de España y con unas latas de cerveza en la mano animaban el cotarro con consignas de trazo grueso como “Que te vote Txapote” o “Sánchez, cabrón, te has vuelto un dictador”. Estos afearon que el PP no estuviera presente.

A ratos, los manifestantes más moderados lograban que el tono se moderara un poco coreando “PSOE, traidor, ni obrero ni español” o “España unida jamás será vencida”.

Pero, unos veinte minutos después, no cabía duda de que lo mejor era marcharse a dormir la siesta o ver, vaya por dios, el Barcelona-Alavés.

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