Según datos aportados a Efe por la Consejería de Justicia e Interior de la Junta de Castilla y León, esta comunidad y Andalucía son las que tienen un mayor número de ganaderías de bravo y por tanto las que contratan a más trabajadores y mueven mayor capital.
En este sentido, el ganadero salmantino Fernando García Rodríguez, propietario del hierro Adelaida Rodríguez, defiende que existen factores tanto “antropológicos, como económicos” para exigir la defensa de la pervivencia de este animal, y con ello de los espectáculos taurinos por parte de las instituciones.
Según explicó a Efe García Rodríguez, “como animal en sí, el ganado de lidia encierra una gran reserva genética, por lo que igual que se defiende la pervivencia de especies como el lince o el buitre, sería un locura dejar desaparecer esta raza, que a su vez se compone de varios encastes”.
El ganadero de Adelaida Rodríguez asegura que las explotaciones de cría de ganado de lidia “están en la línea defendida desde la Unión Europea (UE) para la preservación del mundo rural”, dado que el manejo de este ganado implica “mucha mano de obra, que vive en los pequeños pueblos a los que pertenecen las fincas”.
Además, “no sólo hay que tener en cuenta los empleos directos, sino también los indirectos”, como las fábricas y distribuidores de pienso para este ganado, los transportistas, los empresarios taurinos, las comisiones de los ayuntamientos, los veedores, toreros, cuadrillas, los restaurantes y hoteles, “y un sinfín de personas relacionadas con este mundo que mueven mucho dinero al año”.
Sobre este aspecto, la Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia R apunta a la alta cualificación de los trabajadores de las explotaciones de toro bravo, que deben saber “montar a caballo, con gran afición y dedicación; además, la cantidad de mano de obra es superior a la del resto de las explotaciones animales de características similares, y el doble que en el vacuno de carne extensivo”.
El director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Gonzalo Santonja, señala en un escrito que “los toros de lidia actuales son creación, prodigiosa, del hombre, del fruto depurado del saber y de la vocación de los ganaderos. Condición decisiva”.
Pero no sólo el toro de lidia genera un importante flujo económico y de empleo, sino que es el garante de un ecosistema único como es el de la dehesa, en la que pastan la mayor parte de las ganaderías salmantinas en una superficie que es superior a las 362.000 hectáreas.