Este conjunto era originariamente un asentamiento constituido por una mezquita, un patio y un muro que rodeaba todo el perímetro y en el que se utilizó un tipo de cerámica propia de la última etapa de la corte omeya y de los primeros reinos de taifas, lo que permite datarlo entre finales del siglo X y principios del XI.
Pese a su readaptación y posterior transformación en cortijo, realizada en 1552, la mezquita conserva los contrafuertes de los muros coronados por canecillos que ofrecen una imagen cerrada al exterior y completamente desornamentada, característica de la arquitectura medieval y especialmente de la islámica.
Estructura
Actualmente la mezquita consta de dos partes: el ‘sahn’, de estructura cuadrangular construida en mampostería, que delimita el espacio del patio y que es el lugar donde se ubicaba la ‘sabil’ o fuente de las abluciones, y el ‘haram’, definido mediante tres naves paralelas al muro de la ‘quibla’ y que conserva algunos de los arcos de herradura de separación de las naves, semejantes a los que pueden encontrarse en la mezquita de Córdoba.
El hallazgo de la mezquita fue obra del profesor de Historia en el IES Ciudad de Melilla, Carlos Gozalbes Cravioto, quien en 1982 inspeccionó la zona para buscar un yacimiento romano. En 2002 consiguió entrar en el inmueble y estudiarlo. Su descubrimiento se hizo público en 2006 con la presentación del libro ‘El cortijo Las Mezquitas. Una mezquita medieval en la Vega de Antequera’.