El cierre de la Casa Salesiana y el homenaje al trabajo callado

Publicado: 11/07/2014
El Ayuntamiento ha colocado un azulejo en reconocimiento a la labor de las hermanas
Setenta y dos años de trabajo callado y constante son los que guardan las paredes de la Casa Salesiana de Arcos que en este mes verá cerrada sus puertas. La noticia ha caído como un jarro de agua fría para unos vecinos que no pueden hacer otra cosa que destacar la encomiable labor que estas hermanas han venido realizando en la localidad desde hace casi un siglo. Se trata de una decisión dura que se ha tomado dentro de la política de unificación de este tipo de casas en las provincias pero que dejará a los vecinos de Arcos un poco más huérfanos en cuanto a solidaridad y labor social se refiere.


Creada como un centro de enseñanza en sus orígenes, esta Casa Salesiana ha sido el testigo callado de muchos años de formación y educación de decenas de vecinos de Arcos y localidades cercanas que encontraban en este lugar un refugio para desarrollarse intelectual y culturalmente. Tras la llegada de la democracia y los cambios en los planes de estudio, la labor educativa formal quedó anulada pero no la labor educacional y social que se ha venido desarrollando hasta últimas instancias. La impartición de talleres, de cursos, la posibilidad de apoyo educativo y la cercanía con los más jóvenes han sido siempre las señas de identidad de esta obra que no solo se ha dedicado a los más pequeños de la localidad, sino que también realizan una importante labor cuidando de mayores, ayudando a familia en situación de exclusión social o, una de las labores más reconocidas, acogiendo a niños saharauis y brindándoles una vida distinta de la que viven en los campamentos del Sahara.


Ha sido convento, centro de enseñanza, internado, ha servido como hogar para los niños de los temporeros que se iban a Francia a trabajar o de aquellos menores que no tenían donde ir y un sinfín de cosas más pero, sobre todo, ha sido un faro de guía, un referente para todos aquellos que han buscado un lugar donde encontrar apoyo y solidaridad. No en vano no son pocos los vecinos que lamentan el cierre de la Casa Salesiana, las propias hermanas afirman que "nos hemos sentido muy queridas, se nos llena el corazón de ver como la gente nos muestra su cariño. Si en algo nos duele irnos es por ver a los vecinos sufrir al saber que nos tenemos que ir".  Tres son las hermanas que se han encargado de gestionar y seguir trabajando en esta casa hasta el último momento, lejos quedan los tiempos en los que se llegaron a congregar hasta 12 personas encargadas de gestionar esta obra. La falta de vocación y la elevada media de edad de las hermanas se barajan como el principal motivo del cierre de la Casa Salesiana que "pasará a manos seglares".


Las hermanas quieren destacar la importante labor que este tipo de obras realizan en las localidades en las que están "siempre hemos tratado de responder a las necesidades del pueblo, de los jóvenes y de los niños, algunas veces a través de las enseñanza y otras a través de talleres pero siempre con las puertas abiertas a todo mundo y queriendo ayudar".


Con motivo del cierre y en reconocimiento por la importante labor que se ha venido realizando desde la Casa Salesiana, el Ayuntamiento de la localidad colocó el pasado miércoles un azulejo conmemorativo para que todos reconozcan y sepan el trabajo que se ha venido realizando desde el año de su apertura, 1942, hasta hoy.

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