Es cíclico, y se repite. Estamos entrando en ese momento en el que ya solo se habla de las listas, de quien entrará y de quien se quedará fuera de las candidaturas que se van a presentar a las próximas elecciones municipales. Es normal, sí; y legítimo, también. Es todo un honor ser concejal o concejala de tu ciudad. Yo lo fui. Tuve el enorme orgullo de representar a la ciudad de Jaén, a los que me votaron y a los que no; y es por esa misma razón que no me gusta comprobar que se olvida con demasiada frecuencia que sobre todo, lo que conlleva esta elección es una gran responsabilidad.

Gente que no ha dado un palo al agua más que para hacer postureo, para medrar, mientras la ciudad se hundía; algunos que juegan conscientemente a que los suyos pierdan, pensando que ganan ellos; otros a los que ni les importa por qué partido ir porque habiendo sueldo qué más da; los hay también que utilizan su tribuna como trampolín para lo que realmente les importa: conseguir un sueldo público. Lamentable la usurpación de la confianza ciudadana. Las tribus “buscapuestos” que pululan estos meses por foros, rinconcillos y despachos de amiguetes son muy amplias y muy curiosas, y en modo alguno convienen a una ciudad que está harta de sufrir tanto. Es momento de pedir a los partidos responsabilidad, que aporten los mejores equipos, que no cejen a presiones de quienes no buscan el interés general sino el propio, que piensen solo en Jaén y que sus nombres valgan para gobernar y también para estar en oposición, que todo es importante- Esta ciudad no está para juegos de tronos, ni para entretenimientos de quien simplemente se aburre o no se realiza en su vida diaria y necesita un incentivo para su autoestima; y tampoco está para “listos” que solo buscan un contrato de cuatro años.

El nuevo gobierno local lo va a pasar mal. Ya hemos visto la cebolla que ha dejado de regalo el actual Gobierno para 2020 a quien gane. Hay que querer mucho a Jaén, tener una gran preparación, saber que ni te vas a hacer rico, ni debes hacerte rico en política, estar preparado para sacrificarte mucho por la ciudadanía, para no tener una trabajo de ocho a dos -aunque hay quien lo consigue, y así nos va-, para no tener festivos, ni un mes de vacaciones; para pelear por Jaén y por cada uno de sus vecinos. Estar preparado para trabajar mucho. Lo demás son juegos de tronos y aquí no caben.