Bienvenida Miss Houston

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En este otoño, que se presenta cargado de lanzamientos discográficos de cantantes y grupos de exitoso recorrido, destaca, sin duda, la reaparición de Whitney Houston, una de las grandes voces del pop y el R&B internacionales. El morbo está servido, aunque, en mi opinión, el regreso del mismísimo infierno de la cantante norteamericana, tras su paso por la esclavitud de las drogas y el desbarajuste de la dependencia emocional, no es mensurable al legado musical que desde hace décadas viene defendiendo con no pocos números uno ni menos millones de discos vendidos.

Es normal que la curiosidad acompañe al esperado regreso. Tras las noticias que en los últimos años hemos conocido acerca de su estado de salud y sus varios ingresos en centros de desintoxicación, algunas acompañadas de fotos en las que su aspecto físico se mostraba terriblemente demacrado, cuesta creer que es posible volver con el vozarrón y el talento de antaño.

Pero del infierno se vuelve y, en muchos casos, se hace mejorado. Ahora Whitney Houston tiene la oportunidad de ocupar el lugar que le corresponde en la música actual, no en vano fue la primera mujer en lograr sendos números uno en Estados Unidos y el Reino Unido con un mismo álbum, ‘Whitney’, en 1987, o logró vender 35 millones de copias de la banda sonora de ‘El Guardaespaldas’, siendo el disco de este tipo más vendido en la historia del cine y de la música moderna.

Ser de baladas, ha interpretado con un aullido particular, mecido en la exigua línea que divide al respeto del despecho, temas que ya de por siempre irán con nosotros. ‘Saving all my love for you’, ‘One moment in time’, ‘I have nothing’, ‘I will always love you’ o la ganadora del Óscar a la mejor canción ‘When you believe’, cantada junto a la neoyorquina Mariah Carey, son sólo algunos ejemplos. Como rompe pistas tampoco se queda corta y de entre su extensa lista de temas fabricados con el fin de hacernos mover el esqueleto sobresalen ‘I’m every woman’, ‘Queen of the night’ o ‘It’s not right, but it’s ok’.

Por otro lado, existe en su discografía una cierto gusto por las canciones que mal podríamos llamar de autoayuda. Canciones que pretenden imprimir un impulso positivo al que las escucha, con mensajes del tipo ‘tú puedes’, ‘yo estaré contigo’ o ‘paso a paso’. Entre las más conocidas, ‘You’ll never stand alone’ o ‘Step by step’. ¿Acabará Whitney Houston convirtiéndose en una cantante aspirina?

Whitney regresa a la palestra musical el próximo 1 de septiembre con el lanzamiento de ‘I Iook to you’, al que ha calificado como “un trabajo de amor”. Comparte la producción ejecutiva con Clive Davis, con quien obtuvo algunos de sus éxitos más sonados y hacía diez años que no colaboraba. Además, viene bien acompañada por gente del peso de Diane Warren, una de las compositoras que más han aportado a la música pop y rock en las últimas décadas y de la que poco o nada se conoce en nuestro país, autora de, entre otras, ‘I don’t want to miss a thing’ (Aerosmith), ‘Un-Break my heart’ (Toni Braxton) o ‘Because you loved me’ (Celine Dion). Alicia Keys, Stargate, R. Nelly o Akon son otros de los nombres propios que han trabajado en el disco.

La expectación es grande. Como anticipo, desde hace un tiempo están sonando tres de los temas del disco, ‘I didn't know my own strength’, ‘I look to you’ y el que será el single destinado al lanzamiento que, de seguro, sonará en todas las radio fórmulas del mundo, ‘Mill dollar bill’. Es de esperar, sobre todas las cosas, que su regreso sea el segundo y definitivo renacer musical para Whitney Houston. Un renacer sin más protagonismo que la emoción contenida del potencial de su garganta.