Por el camino que van un movimiento tan nuevo como Podemos, llamado a reactivar nuestra democracia a golpe de realidad, va camino de convertirse en el nuevo Dúo Pimpinela. Habla Errejón y le contesta Iglesias. Hoy se quieren, mañana se matan. Encuentros y desencuentros, amigos y hermanos un día y el otro Caín y Abel: “¿Quién es? Soy yo ¿Que vienes a buscar? A ti” resuenan en los periódicos y las teles y radios de España entera. No se sabe si vivimos una comedia, una farsa o una ruptura política en toda regla: “Ya es tarde. Porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti”. Es el propio Íñigo Errejón el que en carta público/privada a Pablo Iglesias le dice que su discusión no se convierta en ¡una telenovela! “Ni siquiera en una telenovela epistolar hermosa entre dos amigos”. Iglesias le contesta en otra misiva privada/pública que “Tú y yo somos no somos gallos de pelea, sino compañeros…esto no es una invitación a un duelo en el Ok Corral…”. Mano abierta ahora, como el extinto PA.
Errejón se presenta como el continuador del espíritu abierto y plural del 15-M, con lo que pretende arrojar a Iglesias sutilmente hacia el pasado y la izquierda marxista, lo que encoge el espacio electoral de Podemos. Iglesias patrocina un partido que no se parezca a los tradicionales, desea una centralización de decisiones y se escora a la izquierda para que el miedo “cambie de bando” y se establezca, con la radicalización de sus postulados, en los de enfrente. Ignoramos si los de enfrente son los errejonistas.
Pablistas y anticapitalistas lo aclararán. Su lenguaje repleto de “amigo” y “hermano” es una advertencia a Errejón para que sea dócil y le reconozca no sólo como líder del partido –que Errejón no pone en cuestión- sino como guía intelectual y guru del partido. Iglesias se quiere quedar con Errejón pero detesta a los errejonistas y, sobre todo, a las errejonistas. El machismo y el hiperliderazgo son los dos puntos débiles de Iglesias. El respaldo de la prensa generalista y la falta de bases, los de Errejón.
Las discusiones sobre si se votan o no conjuntamente propuestas y personas son la pura guerra por el poder. Lo separado ayuda a Errejón, lo junto a Iglesias. Un partido vivo, pero demasiado volcado en sus facciones, más que en la vocación para la que nació.