Es habitual que en carreteras cercanas a la Sierra de Baza se produzcan numerosos atropellos de animales. Se trata de un problema grave que, según la revista digital “Sierra de Baza”, precisa de soluciones urgentes.
En la última edición de su revista digital del mes de junio, afirman que “según revela un estudio publicado en el pasado mes de junio-2015 por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), sobre las incidencias en el tráfico de la fauna silvestre atropellada, entre 2006 y 2012 se produjeron en España 74.600 colisiones de vehículos contra animales salvajes, lo que representa un 8,9% del total de accidentes de tráfico registrados en ese período. Esto supuso un coste de 105 millones de euros al año, y la muerte directa de más de 70.000 animales, algunos de ellos especies protegidas, en grave peligro de supervivencia, como el lince ibérico, del que se llegaron a contabilizar 20 atropellos mortales en el año 2014.
El costo estimado de estos atropellos de la fauna silvestre (105 millones de euros) engloba los costes relativos a las víctimas humanas, como el gasto de ambulancias, hospitalización, pérdida productiva o adaptaciones de viviendas, también los costes materiales, con daños de vehículos, pavimentos, gastos de policía y bomberos, y los costes de valor social o biológico calculados para cada animal muerto.
Por regiones geográficas se contabiliza una mayor incidencia de los atropellos de especies de la fauna silvestre en las provincias del norte de España, donde ocurren la mayor parte de los accidentes de este tipo, destacando particularmente las provincias de Soria, Burgos y Zamora, hasta el punto de que en Soria, del total de siniestros anuales, el 51% se corresponde a atropellos de animales, y en Burgos la cifra alcanza el 41%, seguida de Palencia, con un 36% de los casos y Zamora, con un 35%. Siendo "los desplazamientos por carreteras estrechas de estas regiones montañosas, arboladas, despobladas, al atardecer o al amanecer, incrementan el riesgo de accidente de tráfico entre un 30% y un 50% respecto a provincias llanas, pobladas y despejadas", los que reflejan una mayor incidencia en los atropellos”.
Según siguen contando en esta revista digital, “el 61,7% de los animales implicados en un siniestro de auto son animales salvajes. Los animales domésticos están implicados en un 37,7% de los siniestros con animales y las aves, suponen el 0,6% restante. Dentro de los animales salvajes, los ungulados protagonizaron el 85% de los accidentes, entre los que destacan los jabalíes y corzos, en un 79% de estos casos. Les siguen, con un 5%, carnívoros grandes y medianos como el zorro, el tejón y el lobo y, de forma más excepcional, el oso pardo y el lince. "Creemos demostrado que los animales que más costes sociales ocasionan son animales de caza, al no estar encerrados en fincas cinegéticas valladas sino en terrenos de caza abiertos", afirma el investigador. En lo referente a la estacionalidad, los atropellos de jabalíes, la especie más presente en atropellos, se observa un repunte en el periodo entre octubre y enero, coincidiendo con la temporada cinegética de caza mayor, lo que evidencia que los animales se desplazan en gran parte huyendo de las batidas y monterías, por lo que se estima que estos accidentes serían un coste colateral de la industria de caza, que tienen que soportar toda la sociedad, también la población no cazadora”.
“Como consecuencia de estos siniestros, entre 2006 y 2012 hubo 2911 víctimas humanas, la mayor parte de ellas, 2.612, fueron heridos leves. Los lesionados graves fueron 261 y fallecieron 38 personas, lo que supone un 0,22% del total de muertes por accidentes de tráfico en ese período en el conjunto de España.
Teniendo en cuenta los datos de este estudio, los expertos proponen definir zonas de máximo riesgo para disminuir la cifra de atropellos. En su opinión, el vallado perimetral no es una buena solución, por los problemas ambientales que acarrea, pero sí lo sería detectar puntos críticos y aplicar en ellos medidas puntuales de vallado y advertencias al conductor o una reducción de la velocidad. También llevar a cabo medidas de control cinegético de las especies por los titulares de los cotos, en las zonas conflictivas. Por nuestra parte, a las medidas propuestas, añadimos la de acondicionar pasos subterráneos bajo las carreteras para la fauna silvestre, en las zonas que se sabe son frecuentadas por estas especies. También el empleo de las llamadas barreras etológicas y otras medidas basadas en el comportamiento animal, como las llamadas barreras olfativas (repelentes), al estimarse que las barreras de tipo etológico tienen una base sensorial, manejando aspectos aplicados del olfato, oído, vista, o tacto animal, que pueden inhibir el cruce de determinadas especies; son medidas relativamente poco investigadas y probablemente con gran futuro”, finalizan desde la revista digital Sierra de Baza.