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Viernes 20/09/2024
 
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Una Legislatura desastrosa

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ENTRAMOS esta semana en la penúltima sesión plenaria del Congreso de los Diputados antes de la disolución del Parlamento. Esto huele ya a final de Legislatura.


Una Legislatura en mi opinión desastrosa, de cuyos errores y retrocesos habrá que aprender para no repetirlos. Ha comenzado la era del juicio de lo que Zapatero ha hecho bien, de lo que ha hecho mal y, naturalmente, de lo que, habiéndolo debido hacer, no hizo. Algunas veces he escrito que pienso que la Historia será más benévola con José Luis Rodríguez Zapatero de lo que lo son las crónicas del presente. Salvando las distancias a favor del que se llamó artífice de la transición, creo que existen algunos paralelismos con Adolfo Suárez.

Yo creo que se está engrandeciendo en la despedida, pero no tanto como para olvidar errores de tan grueso calibre como negar al inicio la existencia de una crisis palpable y, encima, acometer las medidas equivocadas para afrontarla, desde aquel increíble reparto de cuatrocientos euros a cada español hasta la puesta en marcha del Plan E. Creo que del desconcierto en lo referente a lo que se gastaba en autonomías y municipios, para no hablar de los derroches en la Administración central del Estado, no tiene la culpa Zapatero. Ni Aznar, ni siquiera, del todo, Felipe González.

Un día, escuché decir al entonces ministro de Administraciones Públicas, Joaquín Almunia, que no existía una idea cabal de las cuentas del Estado. Pienso que ha sido un hombre honrado con sus postulados hasta donde le han permitido serlo los mercados exteriores y unos 'socios' europeos a los que nunca ha comprendido demasiado bien. Tampoco ha sabido estar a la altura de los primeros de la UE y la locomotora franco-germana nos ha ido poniendo cada vez más a la cola.

No siempre ha dicho, me temo, la verdad, y eso le pesará en el futuro, pero le reconozco que ha mantenido las formas y, siempre, el tipo. Le veo marchar con una mezcla de afecto, alivio y curiosidad ante lo que vendrá luego, que quién sabe si será peor. O, más probablemente, mejor.

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