Y llegaron Trump (el hombre más poderoso del mundo), Elon Musk (el hombre más rico del mundo) y James David Vance (vicepresidente, empresario y el que culpa a las personas de izquierda sin hijos, de los problemas de EEUU...), ¿el triunvirato perfecto? Y con ellos llegó el disparate y ponen a Europa patas arriba, metiendo el miedo en el cuerpo a sus dirigentes.
¿Qué hay detrás de esta locura armamentística, de esta paranoia militarista? ¿Es Rusia, es Putin con sus “supuestas” amenazas hacia Europa, o es la decadencia geopolítica y económica lo que está llevando a los dirigentes europeos a incrementar el gasto en defensa? ¿O es en Washington donde se cuecen las habas, sin que los propios europeos nos enteremos, para convertirla en la verdadera perdedora? Pensemos en la encerrona que le hicieron a Volomídir Zelenski, presidente de Ucrania, en la Casa Blanca.
Que Europa se está preparando para una economía de guerra (lo que significa que se va a engrosar el dinero que ganan los lobbies armamentísticos, que para eso es para lo que sirven las guerras), es tan cierta como el mar que veo desde mi ventana. Además están planeando implantar el servicio militar ¿voluntario? y establecer un escudo nuclear... Las declaraciones de Ursula von der Leyer, tras la encerrona a Zelensky y ante la decisión de EEUU de no seguir con la ayuda económica a Ucrania, también contribuyen a ese rearme: “Europa se enfrenta a un peligro claro e inminente a una escala que ninguno de nosotros ha experimentado en su vida adulta”...Son sus propias palabras.
Los líderes europeos se sienten traicionados por el “loco de la colina”, Donald Trump, perdón, el “loco estadounidense” (ojalá se le pareciese un poco a nuestro Loco, a nuestro Jesús Quintero, pero no, no se le parece en nada).
Ante tal situación, yo me pregunto si no estamos ante un nuevo “rapto de Europa”. El rapto de Europa --mito de la cultura griega-- narra cómo Europa, hija de Fénix, rey de Fenicia, es raptada por Zeus y a través del engaño, se la lleva con él hasta Gortina (Creta). En los años 70, el título de esta mitología fue tomado por la gran potencia mundial, es decir EEUU, con el objetivo de provocar el desmoronamiento económico y moral de dos contrincantes en la competición mundial: Europa y Japón, dos poderes que ponían en riesgo sus planes económicos e ideó una siniestra maniobra para conseguir sus propósitos, utilizando el arma más peligrosa existente: cortar el abastecimiento de petróleo para detener sus economías, provocando una cuarta guerra en Oriente Medio, alentando de esta forma el sentimiento de odio de los árabes al nuevo Estado de Israel y haciendo que cortasen el suministro del crudo.
En esa época, lo que movía la economía mundial era este elemento, el petróleo. Aún sigue moviéndola, pero han surgido nuevas necesidades y lo que está primando son las tierras raras, ese grupo de metales que se necesitan para el desarrollo de motores eléctricos y baterías de níquel-hidruros, destinados a la fabricación de vehículos híbridos o en los dispositivos de alta tecnología, como en teléfonos inteligentes, discos duros de ordenadores, televisores de pantalla plana, turbinas eólicas, fibra de vidrio, etc, etc...
¿Podría ser Trump, el Zeus de este nuevo rapto de Europa y lo que pretende es presionar al presidente ucraniano para que firme el acuerdo sobre las tierras raras? ¿Y cuál sería la meta principal de este rearme? ¿Hacer frente a las supuestas amenazas del Kremlin? ¿O es una insinuación de Enmanuel Macron para usar armas nucleares? ¿Se acabó la ayuda a Ucrania, poseedora de tierras raras? El anterior inquilino de la Casa Blanca estadounidense, provoca la guerra, hostiga a Ucrania para que solicite su unión a la OTAN, faltando a la promesa verbal entre Reagan y Gorbachov que acordaron allá por los años 70, de la no expansión de la OTAN; y ahora, el nuevo presidente le retira la ayuda en plena guerra. ¿A qué juegan los norteamericanos imperialistas?
No sólo los imperialistas, sino también los británicos, los franceses y los españoles (por aquel entonces era presidente del Gobierno José Mª Aznar) nos llenaron de mentiras, como las alegadas para justificar la invasión de Irak en 2003: “este país tenía armas de destrucción masiva”. Se está volviendo a menear el mismo fantasma falso: “Rusia va a llegar hasta Lisboa”.
Lo cierto es que, sea como sea, este rearme lo vamos a pagar todos los ciudadanos de nuestro bolsillo. ¡Ay, Úrsula von der Leyer! no nos ofrezcas esas cifras tan excesivas para dicho rearme, que hay otras cosas mucho más importantes y que, como he dicho antes, lo vamos a tener que pagar los europeos de a pie, los que trabajan y los jubilados, siendo recortados nuestros salarios, nuestras pensiones y también nuestros derechos, aunque nos cuentes otras historias...