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Lunes 06/01/2025
 
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¿Por qué jugamos a la lotería aunque sepamos que es casi imposible ganar?

La ciencia desvela los motivos psicológicos, sociales y económicos que explican este fenómeno universal

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  • Loterías. -

La lotería, un juego de azar presente en casi todas las culturas, despierta el interés y la esperanza de millones de personas cada año. A pesar de que las probabilidades de ganar suelen ser extremadamente bajas, su popularidad sigue siendo inquebrantable. Pero, ¿qué nos lleva a invertir nuestro dinero en algo que, estadísticamente, tiene tan pocas posibilidades de éxito?

Los expertos en psicología y economía conductual han identificado varios factores que explican esta paradoja. En primer lugar, la ilusión de control desempeña un papel crucial. Según un estudio de Langer (1975), las personas sienten que tienen más posibilidades de ganar si pueden elegir sus propios números, aunque en realidad esto no influya en absoluto en el resultado.

Por otro lado, está el sesgo de disponibilidad, un concepto introducido por Tversky y Kahneman (1974). Las historias de los ganadores suelen ser altamente visibles en los medios de comunicación, mientras que los millones de perdedores pasan desapercibidos. Este desequilibrio mediático crea una percepción exagerada de las probabilidades de ganar.

La dimensión emocional también es clave. Comprar un boleto de lotería no es solo una transacción económica, sino una invitación a soñar. "La gente compra esperanza", explican Haisley, Mostafa y Loewenstein (2004). Durante los días que transcurren antes del sorteo, los jugadores imaginan cómo cambiaría su vida si ganaran: pagar deudas, ayudar a sus seres queridos o hacer realidad sueños largamente postergados. Esta capacidad de alimentar la esperanza convierte a la lotería en algo más que un simple juego.

Un fenómeno que resulta especialmente llamativo es la "paradoja de la pobreza". Estudios como el de Cook y Clotfelter (1993) han demostrado que las personas con menores ingresos son quienes más gastan proporcionalmente en juegos de azar. Para muchos, la lotería representa una de las pocas oportunidades percibidas de mejorar radicalmente su situación económica. Aunque la posibilidad de ganar sea remota, el costo de un boleto parece un precio pequeño a pagar por la posibilidad de soñar con un futuro mejor.

En términos económicos, la lotería desafía los principios clásicos de la utilidad esperada. Según Kahneman y Tversky (1979), las personas tienden a sobrevalorar las probabilidades bajas de obtener grandes recompensas, lo que explica por qué participan a pesar de que el valor esperado de los premios sea negativo.

La publicidad también juega un papel determinante. Las campañas de marketing suelen asociar la compra de boletos con conceptos como el esfuerzo, la perseverancia y la posibilidad de "cambiar tu vida para siempre". Esto refuerza la normalización de la lotería como una actividad aceptable e incluso deseable.

Por último, el componente social no puede ser ignorado. En muchos casos, jugar a la lotería se convierte en un ritual compartido entre amigos, familiares o compañeros de trabajo. Este aspecto colectivo aumenta el disfrute del juego y refuerza la tradición de participar, especialmente en eventos destacados como los sorteos navideños.

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