El año 2009 comenzó en Roquetas de Mar con un extraordinario concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica de Ucrania que estuvo magistralmente dirigida por Natalia Ponomarchuck. El concierto fue apoteósico con un repertorio que mantuvo en todo momento en silencio al público que no perdió detalle de la música ni de las actuaciones de solistas que brillaron con luz propia. La primera parte del concierto comenzó con la obertura de la opera Ruslan y Liudmila de Mijail Glinka. También se interpretó el Vals de las flores del Cascanueces, con una gran puesta en escena por parte de dos parejas de baile que acompañaron a la Orquesta. El Aria de Lauretta de Puccini fue magistralmente interpretado por la soprano Ludmila Monastyrsky. Luego llegaría el Valls Mascarade y la Suite Carmen de Bizet. 


El tenor Aleksander Monastyrky fue el encargado de interpretar el tema 'Granada' de A. Lara. La Orquesta interpretó Danza Española de Tchaikovsky para darle entrada el genial violinista Alexander Gonobolin que hizo 'Souvenir' de Poltoratsky. La primera parte del concierto se cerró con el tango Angelisa de Shedrin y 'Skomorokhi' de Thaikovsky. Destacar la voz de la soprano Ludmila Monastyrky en Giuditta de Lehar y por supuesto al violinista Alexander Gonobolin que hizo auténticas diabluras con el violín a lo largo de la noche. Sin duda, un virtuoso de este instrumento que logró emocionar al público con su forma tan electrizante de tocar el violín. La segunda parte del concierto son de las que crean afición a la música, ya que fue de una gran intensidad. La Orquesta Sinfónica de Ucrania echo el resto en las piezas que interpretaron. Hicieron para empezar la obertura 'Caballería ligera' de Zuppe. Luego también interpretaron el Vals de Emperador de Strauss con la presencia nuevamente del ballet. También hicieron dos polkas de Strauss y Brindizi de Verdi.  No podían faltar en una noche tan especial las Danzas Húngaras número 5 de Brahms y Czardas de Monti, con la presencia de Gonobolin, que volvió a deleitar al público con su forma de tocar el violín. Luego hicieron las danzas polovtsianas de la Opera El Príncipe Igor para cerrar su magnifico recital con la Marcha Radetski de Strauss. El público se lo paso tan bien en este concierto de año Nuevo que aplaudió al final de la actuación durante varios minutos. Cerca de 10 minutos estuvo el público aplaudiendo. Pero había algunas sorpresas más en la noche. Después de un buen concierto apetece una copa de cava. El público en la misma entrada del Teatro Auditorio pudo degustar una copa y así brindar por el nuevo año.