El metro de Londres va más allá de ser un medio de transporte, al menos una vez al año, para convertirse en el lugar de las audiciones de los músicos que obtendrán las licencias para tocar en él el resto del año.
Cantautores, violinistas y guitarristas, entre otros, se reunieron este miércoles en la estación londinense de Farringdon para someterse a las pruebas necesarias para poder tocar en los 40 espacios públicos de los que dispone la red de transporte.
Estas audiciones vuelven a tener lugar por primera vez desde 2017, con un jurado compuesto por dos trabajadores del metro y un músico profesional que evalúa las distintas características de las alrededor de 300 personas que se presentan, seleccionadas de entre más de 500 vídeos de presentación.
Para Ann Gavaghan, una de las responsables del proyecto que se encuentra entre el jurado, el objetivo es encontrar a gente que "sorprenda y agrade a los viajeros, y que añada una pequeña chispa de alegría al trayecto de casa al trabajo".
Un trabajo a tiempo completo
Aunque tocar en el metro puede parecer un trabajo complementario, para algunos de estos músicos se convierte en la fuente principal de sus ingresos.
Así fue para Jamie Balcanquall, cantante y guitarrista que se vuelve a presentar para obtener la licencia que tuvo desde 2011 hasta 2018, año en el que caducó por un descuido en la fecha a la hora de renovarla.
"Lo disfrutaba mucho y a veces también obtenía ofertas de actuaciones", recuerda en declaraciones a EFE, después de mostrar varias canciones al jurado, como 'Viva la vida' de Coldplay.
El metro de Londres organiza este evento para garantizar la calidad de los músicos que tocan en el metro ante una audiencia de unos 3,5 millones de personas al día, según estima la propia organización.
Frente a los prejuicios que pueden existir sobre quienes se lanzan a mostrar su música entre el ajetreo de los pasillos del metro, para la cantante Yuri Moreno es un momento de gran adrenalina que adora.
"Somos un poco orgullosos y decimos que no queremos actuar en el metro, pero la primera vez que canté ahí con mi pareja fue increíble: la gente pasaba, sonreía, apreciaba la música…", dice Moreno a EFE, que reconoce que, para ello, tuvo que "trabajar en su ego".
Mayor conexión con el público
En medio de los sonidos de trenes, maletas y gente que va con prisa de un lado para otro parece difícil captar la atención de un público, pero es ahí donde, para los músicos, reside la emoción del 'busking', nombre que recibe en el Reino Unido el acto de tocar música en la calle a cambio de propinas.
Por ejemplo, para Balcanquall, el mayor logro es cuando consigue que alguien se quite los cascos para escuchar su música, algo que no se puede lograr en una sala de conciertos.
Esta idea es compartida también por Naty, violinista, para quien el público del metro es mucho más casual que el de una actuación concertada.
"La oportunidad de tocar música para cualquier persona es la experiencia más valiosa que se puede compartir", sentencia la artista.