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Sábado 30/11/2024
 
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Canibalismo político

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 Si que debe ser un problema el área económica de atenernos a las consecuencias que, para los elegidos por Valadez, ha tenido ocupar el sillón de Puertosol. Tres concejales en dos años es el bagaje de la inestabilidad económica, la incapacidad para la gestión y el canibalismo político de quién está dispuesto a fagocitar a quién sea necesario para continuar aupado en una peana para la que ha dado sobradas muestras de carecer de capacidad. Es curioso que hayan sido “razones personales y familiares” las que hayan causado la baja anticipada en una delegación de la que todo el mundo huye y que, previsiblemente, carezca de titular hasta las elecciones del próximo año. Les faltó añadir económicas, quizá previendo el futuro judicial más o menos cercano.


No estaría de más que Valadez recordara la historia de la madre de aquel recluta que, en plena jura de bandera, se mostraba orgullosa de que su hijo fuera el único que mantenía correcto el paso entre los cinco mil soldados que participaban en el desfile. A lo mejor, sólo a lo mejor, Valadez debiera plantearse si el fin justifica los medios y el pago de la nómina la apropiación indebida de unos fondos que no son de propiedad municipal sino meros depósitos en custodia; todo ello sin entrar a valorar el trago que hubo de pasar ante la valiente y decidida intervención de la funcionaria responsable en el último pleno. Al final todo se reduce, la reunión con los sindicatos así lo ha puesto de manifiesto, a pagar las nóminas. Y, para eso, involucra y culpabiliza a quienes han puesto de manifiesto la ilegalidad y denunciado sus incoherencias.
No ha sido la oposición quién ha conformado un gobierno a base de “retales”, incumplido los acuerdos plenarios ni quién ha omitido publicar la eliminación de la tasa de basura. Tampoco quién ha dispuesto ilegalmente de fondos ni dilapidado dineros estatales en crear una barrera vial y destrozar la arteria principal de la ciudad para un carril-bici incómodo e infrautilizado. Gobernar es tomar decisiones y responsabilizarse de ellas. Exactamente todo lo contrario de lo que aquí sucede. Esta es una ciudad en la que el alcalde está únicamente pendiente de su presencia o ausencia en los medios de comunicación, entregado a un gabinete de crisis permanente, una alcaldía en la UVI.
Los ciudadanos que, a diferencia del desaparecido Valadez, su color es un síntoma en pleno mes de Agosto, pasean por la ciudad y acuden a las playas, son testigos incómodos del abandono de éstas, de la situación de los jardines, de la desidia en materia cultural, tan sólo presente en la escasa y altruista iniciativa de unos pocos “locos” dispuestos a emplear su tiempo en sustituir la ineficacia pública y de la inexistencia de una actividad deportiva que, aunque posible a causa de dudosos “patrocinios”, permitía que la ciudad pareciera mínimamente un lugar turístico a diferencia de la ciudad dormitorio en la que se ha convertido. Es hora de que se empiece a mirar el ombligo y analice su actuación desde que antepuso su afán por ser alcalde a las verdaderas necesidades e intereses de la ciudad. Una carga excesiva para tan poco acostumbradas espaldas a las que tampoco ha favorecido que los antecedentes le impidieran tender puentes en dos de las direcciones posibles. El resto de los caminos, él sólo se encargó de cerrarlos. El de los funcionarios con su política de sectarismo y enfrentamiento sostenida en los nombramientos de sus cargos de confianza más cercanos quienes, todo hay que decirlo, han puesto mucho de su parte para el aislamiento, el de los medios de comunicación a través de la manipulación permanente y los flacos favores que le han hecho sus más cercanas colaboradoras.
Es éste momento de reflexión. De hacer un mínimo alto en el camino y analizar los daños causados y los que, de continuar por esta senda, aún se pueden llegar a causar. De pedir ayuda, de reconocer las carencias, de contrición, perdón y penitencia. De entregar el testigo y, en un ejercicio inhabitual de responsabilidad, pactar con el Partido Popular las decisiones a tomar hasta las próximas elecciones. Sin condiciones ni exigencias.

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