Salud no responde

Publicado: 05/09/2023
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente y verso suelto

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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El mayor de los prodigios es que tu médico te vea en dos o tres semanas después de solicitarlo.
Mi padre, como autónomo, durante mis primeros años, no tenía seguridad social sino una compañía privada. Así que cuando entramos en la Seguridad Social quedé bastante sorprendida de que el turno lo marcara un bolígrafo golpeando la mesa y que no hubiera salido un paciente cuando ya entraba otro. Fueron mis primeras experiencias con la Sanidad pública. Después las cosas mejoraron, se te nombraba antes de entrar y se cerraba la puerta entre un usuario y otro.

Cuando informatizaron el servicio fue el no va más. Se podía coger cita desde casa, elegir los días y la hora. Pero todo eso es pretérito. La aplicación sigue existiendo, pero ahora no da citas a nadie. Los administrativos nos dicen que a las doce de la noche se liberan dos citas y andamos persiguiendo ese país de Jauja sin que lleguemos a verlo. Quién te ve de verdad es un técnico de enfermería que dispone tu paso al médico de urgencias, que prácticamente no se atreve a nada porque no te conoce. Tú historial está en la pantalla, pero con la presión de citas que tiene sólo puede leerlo por encima y prefiere no arriesgarse. Te despacha con lo más leve posible y te recomienda que te vea tu médico. En verano es más fácil que se te aparezca la Virgen.

Pasado el período estival la cosa tampoco es para tirar cohetes, agendas cerradas que nadie sabe cuál será el día que se abran. Hay que ir yendo periódicamente para ver si tienes suerte y se presenta ese portento. Es algo así como la piscina de Betzatá donde se acumulaban los enfermos para el momento que el ángel removía las aguas, entrar y curarse. Después de pasarte periódicamente llegas y ya todas las citas están cogidas, mala suerte. ¿Es que a este servicio público tan fundamental tenemos que aproximarnos como a un rasca de la Once?

El mayor de los prodigios es que tu médico te vea en dos o tres semanas después de solicitarlo. ¡Dos semanas o tres! Y sale una tan contenta. Nos hemos agachado y agachado para entrar por esa puerta tan estrecha.

Gracias al deterioro de la sanidad pública, crece la sanidad privada, eso sí, siempre que no sea algo  muy complicado, que entonces descuadra sus beneficios. Si se te desprende la retina, mejor que te atiendan en un hospital de la Seguridad Social. No es extraño. Cuando preguntas por los mejores especialistas, todos están trabajando para la pública.

Nos quejamos del precio del aceite y no salimos a la calle para reivindicar nuestra salud, ahí andamos a lo que nos echen.

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