Los termómetros se disparan

El sol aún no había mostrado todo su poder en este verano, que había comenzado de forma tímida. Sin embargo, una ola de calor africano disparará durante los próximos días los termómetros de la ciudad que superarán en las horas centrales del día los 37 grados a la sombra. Estas cifras han obligado a activar la alerta amarilla, ante la que la Junta reitera la necesidad de prevenir los golpes de calor y los cánceres de piel a los trabajadores. Entretanto, las piscinas, después de un comienzo atípico y con entradas discretas, vivirán sus primeros días importantes.

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) prevé que los mercurios rocen los 40 grados hasta el próximo jueves. Ayer domingo ya superaron los 38, según la estación meteorológica de la Universidad de Jaén. Sin embargo, lo peor llegará tras la puesta de sol. Las noches serán casi inaguantables, pues rozarán los 24 grados centígrados, lo que hará una tarea casi heroica conciliar el sueño.

Estas temperaturas han hecho activar la alerta amarilla para los próximos cuatro días en la capital. Por ello, la Junta de Andalucía ha alertado a los trabajadores sobre los riesgos de sufrir golpes de calor y ha recordado algunas recomendaciones: beber muchos líquidos para evitar la deshidratación; vestir ropa ligera y fresca y proteger la cabeza; comer alimentos ligeros y no beber alcohol ni excitantes; descansar si se realiza un trabajo o ejercicio físico duro, y aclimatarse gradualmente al calor.

Las piscinas
Después de un inicio de temporada poco habitual, con temperaturas medias y algunos chaparrones, las piscinas se enfrentan a su primer momento importante del verano. Durante estos días, los jienenses acudirán de forma masiva a las tres instalaciones municipales para paliar los efectos del calor.

Sobre la contratación del servicio de seguridad en las instalaciones, el PP ha denunciado “la falta de este servicio” lo que está acarreando “numerosos problemas” para el funcionamiento. El edil del PP Antonio Rueda señaló que lo “prioritario” es que se preste un servicio “seguro al cien por cien”, algo que no está sucediendo especialmente en Las Fuentezuelas, donde “los propios trabajadores son los que tienen que afrontar situaciones que no les corresponden”.