Nunca se aprende a encajar un momento tan duro como la pérdida de un familiar. Es casi imposible aprender a sobrellevar esta clase de situaciones. Para ayudar a ello, nace de la mano de Lorena Espaliu la empresa Reencarnatura, que pretende a través de urnas compostables, poder depositar las cenizas de un familiar en la tierra sobre la que posteriormente crecerá un árbol. Una bonita idea en la que la vida nace de la propia muerte. El germen de este proyecto nace del “miedo a la muerte que yo tenía, debido a una serie de vivencias que tuve como negligencias médicas, experiencias con mis abuelos… lo tenia rondando en la cabeza”, explica Lorena Espaliu, gerente de Reencarnatura quien complementa esta idea con su trabajo de guarda forestal.
Espaliu narra que decidió “hacer algo para quitarme este miedo a la muerte y la mejor manera para afrontarlo pensé que era la naturaleza, puesto que cuando estamos en ella nos cambia hasta el humor y pensé que así podría quitarle peso a la palabra muerte”. Pero ¿cómo es posible realizar el proceso de pasar de ser las cenizas de un fallecido a las raíces de una planta? El primer paso nos lleva hasta la propia urna, la cual se trata de una “urna funeraria compostable que sirve de alimento a la planta porque tiene dos partes, la parte inferior que alberga la ceniza en un material hidrosoluble y la parte superior en la que va un esqueje de árbol germinado en un vivero para asegurar que salga”, explica la gerente de Reencarnatura quien añade que “El proceso de plantación es tan sencillo como enterrar la urna y poner arriba el esqueje y en el proceso de degradación de la urna, las raíces se unen con las cenizas”.
Esta sostenible y reconfortante idea, tal y como cuenta Lorena Espaliu, suele ser muy bien acogida por todo aquel que está a favor de la cremación. “Muchas veces se habla de esparcir las cenizas al mar, aunque esta práctica a veces no es lo mejor para el medio ambiente y con esta opción hacemos de nuestro entorno algo sostenible”, detalla la promotora del proyecto que no para de recibir buen feedback por parte de todo aquel que ha accedido a él. Espaliu destaca por encima de todo, la forma en la que “la familia habla sobre el familiar que han perdido recientemente”. De hecho, se trata de un proceso que en medio del duelo puede incluso llegar a traer consigo ciertas anécdotas que saquen una sonrisa en el duro momento de la despedida; la gerente de “Reencarnatura” recuerda por encima de otras tantas a una familia que pidió “una planta de tomillo porque al fallecido le gustaban mucho los caracoles y son anécdotas relativamente simpáticas que le quitan peso a un momento tan triste como la pérdida de un familiar. No los vamos a hacer felices ni mucho menos, pero al menos le quitamos peso a un asunto tan complicado de encajar como es la muerte”. Sobre este método, Espaliu resalta que la diferencia que existe con otras maneras de proceder a la despedida es abismal debido a que “en un medio como es la naturaleza, las familias cambian; no es lo mismo despedir a un familiar en la frialdad de un cementerio que en la naturaleza, donde pueden hablar y ayudan todos a enterrar la urna”.
De cara al futuro, Reencarnatura tiene abiertos diversos frentes como la creación de un bosque en el que los arboles de los familiares estén a salvo puesto que “un árbol no puedes sembrarlo en cualquier sitio porque pueden desbrozártelo; se trata de mantener el árbol cuanto más tiempo, mejor. La idea es crear un bosque en el que se puedan depositar todas estas cenizas y tener un sitio para ir a visitarlos a un lugar más allá de los columbarios naturales”, cuenta Espaliu.
Las mascotas cuentan
Su pasión por los animales, llevo a Espaliu a llevar el concepto a Masconatura, la otra rama de este modelo de negocio enfocado hacia mascotas. El proceso a realizar es similar que, en humanos, sólo que la propia empresa ve necesario “separar las personas de las mascotas y tampoco queremos que se enlace porque, al fin y al cabo, no son lo mismo ni han de recibir el mismo tratamiento”. Masconatura pretende dar un descanso digno a las mascotas debido a que también se trata de “algo negativo para las familias debido a que ya es un miembro más de ellas y a veces los entierros no se hacen correctamente”, concluye Espaliu.