Francisca González Escribano comprende que los parones en la campaña de vacunación por las incidencias de los fármacos de AstraZeneca y Jenssen, los cambios en la estrategia y las propuestas contradictorias de las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad puedan crear confusión, pero, ante el miedo, apela a la confianza en la medicina y la farmacología. “El número de reacciones adversas” a estos medicamentos “son muy raros”, subraya en reiteradas ocasiones la vocal andaluza de la Sociedad Española de Inmunología y responsable del servicio en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. “Hay que mandar un mensaje tranquilizador”, insiste, porque “las vacunas ponen fin a esto”. Está convencida y esperanzada a partes iguales. “En otoño recuperaremos muy probablemente la normalidad normal”, augura. Hasta entonces, reconoce que habrá que seguir investigando porque el virus, aunque se nos olvide, solo lleva poco más de un año entre nosotros y aún quedan incógnitas que despejar tanto por su incidencia como respecto al tratamiento o la inmunidad.
Ahora hay duda con la vacuna de Janssen.
–Las suspensiones están basándose en el principio de prudencia. Pero se va a seguir utilizando de aquí a uno días. Probablemente pasará lo mismo que con la de AstraZeneca. No es un problema de magnitud y el beneficio de la vacuna es mucho mayor que el riesgo.
Pero crece el rechazo a estos fármacos.
–Es preocupante. Hay que mandar un mensaje tranquilizador a la población. El número de reacciones adversas es muy raro. Hay más reacciones adversas en la toma de anavulatorios y las pastillas anticonceptivas no están retenidas. Existen mecanismos de control suficientes. Comprendo que alguien lego en la materia se asuste, pero hay que mandar un mensaje tranquilizador. En esto, los medios de comunicación tienen un papel muy importante.
Los políticos no lo ponen fácil. De hecho, la ministra de Salud y el presidente de la Junta solo se han puesto de acuerdo para defender la seguridad de las vacunas.
–(Ríe). Bueno, del colectivo político no hablamos. Ahí se mueven otro tipo de intereses.
Hay más reacciones adversas en la toma de anticonceptivos que en las vacunas y no están retenidos”
¿Pero no se lanzan mensajes confusos y contradictorios con los ajustes en los planes de vacunación?
–Quizá que las propuestas (de cada comunidad autónoma) salgan por la prensa antes de discutirse en el Consejo Interterritorial genera también dudas en la población acerca de qué es lo mejor o qué es lo peor que se puede hacer. Pero hay que atenerse al documento que publica el Ministerio de Sanidad con la estrategia de vacunación y los grupos prioritarios porque está razonado y basado en las publicaciones científicas y que se va actualizando. Es bueno tener capacidad de adaptación.
¿Está bien diseñada la estrategia de vacunación? ¿Están bien seleccionados los grupos prioritarios?
–Sí, entiendo que sí.
La Junta planteó dar prioridad a algunas profesiones.
–Estoy de acuerdo con que el criterio que decide debe ser la edad porque con la campaña de vacunación se pretende evitar un Covid severo a los grupos de riesgo, más vulnerables. Hay una clarísima relación entre desarrollar un Covid severo y la edad, a partir de los 65 años, sobre todo. Si nos infectáramos y no manifestáramos síntomas de la enfermedad, no pasaría nada. Pero lo que hay que evitar es que la gente se ponga malita, ingrese en el hospital, acabe en la UCI y muera. Después de la edad, hay que priorizar, como se está priorizando, por determinadas patologías. El grupo 7 que se está empezando a vacunar incluye a pacientes con cáncer, trasplantados, personas con terapia inmusupresora. Lo veo bastante razonable.
¿Qué más factores de riesgo existen?
–El desarrollo del Covid está muy relacionado con alguna patología más como la diabetes tipo 2 o enfermedades metabólicas y sobrepeso. El virus afecta más a estas personas que a quienes tienen unos hábitos de vida más saludables.
Las vacunas se ponen en un nivel muy muy elevado; si llegan, habrá inmunidad de rebaño en septiembre”
Es importante reforzar el sistema inmunitario de forma natural.
–Evidentemente. Cuanto mejor sea nuestra salud, cuanto mejor alimentados estemos, más ejercicio hagamos, nuestro sistema inmunitario funcionara de una manera más adecuada.
¿Se van a cumplir los objetivos de vacunación previstos para el verano?
–Prever eso en el momento actual es como mirar en una bola de cristal porque cada día recibimos noticias distintas. Ahora se suspende la administración de la vacuna de Janssen, pero esta semana hemos recibido la buena noticia de que Pfizer va a aumentar su producción. No depende solo de las autoridades sanitarias. Las vacunas que está nllegando a Andalucía se están poniendo en un porcentaje muy muy elevado. Estamos alrededor del 90%. La organización está siendo buena, se está localizando a la gente, se la llama. Depedendemos del suministro. Si llegan vacunas, se pondrán. Si el suministro es bueno, a lo mejor al final del verano están vacunados 33 millones de españoles.
¿Habría que revisar al alza el porcentaje del 70% para alcanzar la inmunidad de rebaño?
–Es un porcencentaje estimativo. Evidentemente, cuanta más población esté vacunada, más población estará protegida.
Pero hay un mínimo, ¿no? ¿Hay que revisarlo al alza?
–Más que revisar un mínimo de población vacunada, lo importante es que el 70% de los inmunizados se reparta de manera homogénea por todo el país, que esté bien distribuido por todo el territorio.
No hay pruebas de que las vacunas no sean efectivas contra otras cepas, pero cuanto antes acabemos, mejor”
¿Los vacunados tendrán que volver a vacunarse?
–Es pronto para saberlo, no hay ninguna evidencia de si será así o no.
Preocupan las nuevas variantes del coronavirus y su comportamiento.
–Los virus mutan. Es habitual. El miedo que ha habido es que las nuevas cepas sean más infecciosas o causaran, de alguna manera, una patología más severa y más muerte, pero también que las vacunas no fueran efectivas. Hasta ahora no hay ninguna prueba de que la vacuna no sea efectiva contras las nuevas cepas detectadas. Habrá que ver cuando terminemos el proceso de vacunación. Cuanto antes lo hagamos, mejor para todos en todos los aspectos.
¿Caerán los contagios con el buen tiempo?
–El año pasado no es comparable. El buen tiempo dura mucho aquí y en septiembre comenzaron a aumentar otra vez los contagios. La gripe y otros virus respiratorios se transmiten mas con el mal tiempo porque la gente se mete en interiores. Pero el Covid tiene una alta transmisibilidad y ha habido picos aundo empezamos a salir a la calle.
Pero, ¿hay esperanza de que la crisis sanitaria remita en los próximos meses?
–Las vacunas han supuesto tener esperanza de que esto tiene una fecha de fin. Te hablo personalmente, ni siquiera como profesional. Volveremos a la normalidad normal probablemente en unos meses, espero, la verdad, que para el otoño. Aunque esto sea, como te decía antes, mirar en la bola de cristal.
El uso de la mascarilla ha rebajado los casos de gripe y alergias; esta primavera lo volveremos a notar”
Profesionalmente, os enfrentáis con experiencia a la cuarta ola.
–Vivimos con mucha angustia y una incertidumbre grande la primera ola. Teníamos experiencia en PCR antes del Covid para otras enfermedades, aunque la gente asocie la PCR al coronavirus, y pusimos todos los recursos a disposición a los compañeros de microbiología. Ahora lo vivimos de otra manera porque todo eso se ha institucionalizado. Hemos aprendido a manejar todo esto y no lo vivimos con una normalidad absoluta, pero sí con cierta normalidad.
Y en las consultas de los inmunólogos, ¿cómo ha afectado la pandemia?
–Ha habido una bajada de casos de gripe y también de enfermedades alergias, especialmente durante la primacera pasada, porque estuvimos encerrados. Veremos en mayo, pero creo que este año se va a notar mucho también el uso de la mascarilla.
