Según Blanco, la ley de municipios estipula que los de más de 5.000 habitantes deben tener bibliotecas públicas, pero en realidad casi todos los que tienen más de 2.000 personas ya tienen este servicio.
En cambio, son los pequeños municipios –en su mayoría en el norte de España– los que pueden beneficiarse de los bibliobuses, de ahí que Castilla y León o Galicia recurran a ellos con éxito.
A su juicio, el futuro del sector es prometedor, porque gracias a las bibliotecas móviles la presencia del libro se extiende a las pequeñas comunidades y por ello es rentable culturalmente, aunque ya hay otras experiencias en marcha como el servicio a domicilio, que beneficia a personas de la tercera edad.
Para Blanco, internet no eliminará los bibliobuses: “Vamos a una sociedad donde el consumo cultural es fuerte y todos los servicios tienen capacidad para crecer. Vamos a una sociedad de ciudadanos omnívoros en el plano cultural”.
“El ciudadano consume cine, es lector, utiliza el formato papel y avanza en el consumo de Internet”, explicó Blanco.
El Congreso de Bibliotecas Móviles reúne a una docena de bibliobuses procedentes de España y Portugal y analiza las experiencias del sector, desde ámbitos tan dispares como España o Alemania hasta el Sahara.