Daniel firmó el contrato en un aeropuerto. En el de Malága. Tenía 25 años, recién acababa de empezar a trabajar en la pequeña empresa familiar y no era el momento de medir riesgos. Vivía deprisa. Tenía grandes responsabilidades que estrenar, un buen montón de horas de vuelo por delante, un porvenir excitante. Y aquella chica le ofreció una tarjeta con la que dispondría de dinero cada vez que lo necesitara y que podría devolver fácilmente. Nada podía salir mal, pensaba. Dieciocho años después, Daniel admite que vive enterrado bajo la deuda bancaria. Hasta 2018 dispuso de 13.500 euros con la tarjeta que adquirió entonces y ha tenido que pagar 34.00o. La entidad aún le reclama más de 7.000. Su vida se ha convertido en un auténtico infierno, víctima de una tarjeta revolving, un producto financiero permite contar con efectivo a crédito o ingresado a cuenta que genera un coste elevadísimo al combinarse con unos intereses muy altos.
La presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), Patricia Suárez, señala al respecto que, tal y como indica el último barómetro de la entidad, el tipo de interés TAE medio para financiar compras es del 25,20% para las también denominadas tarjetas de compras, el triple que para un préstamo personal. El problema está en que los pagos de intereses se alargan en el tiempo con cuotas reducidas que apenas amortizan capital, con el resultado de que el gasto se multiplica y más aún si se suman nuevas compras.
Daniel hizo cuentas por primera vez en casi dos décadas. No le salían. “No me explicaba las matemáticas del banco”, dice. Para entonces no había día que no recibiera la llamada de una empresa intermediaria contratada por la entidad financiera para reclamarle la deuda, que crecía sin parar. Recibía llamadas de lunes a domingo. En un tono amenanzante y ofensivo. Sinvergüenza, le espetaron en una ocasión. Oficialmente era un moroso. Contactó con Asufin, los profesionales de la organización reclamaron el contrato y constataron que, efectivamente, los intereses aplicados eran usurarios. A mediados del próximo año confía en resolver su caso. Si prospera la denuncia presentada, recuperará más de 20.000 euros en intereses y el banco condonará la deuda de 7.000 euros que aún le demandaba. “Quiero limpiar mi nombre porque ahora mismo es imposible tener una cuenta sin controlar”, suspira Daniel, quien, tras pedir dinero a familia y amigos y deber una importante suma a la Seguridad Social, admite su cuota de responsabilidad cuando firmó el contrato. Pero las condiciones son leoninas. E ignoraba cuánto.
“A todos los clientes que tengo en el bufete les hago la misma pregunta. ¿Sabía usted al firmar el contrato -si lo firmaro, que algunos no lo hicieron- que su tarjeta tenía un tipo de interés al 22, 26, 28 o 29%? Todos me han dicho que no aunque esté firmado en el contrato”, relataba a San Fernando Información el abogado isleño Alejandro Zambrano García-Raez. Patricia Suárez constata este extremo. La clave, al margen de los elevadísimos tipos de interés, está en la ausencia de transparencia en la comercialización de estos productos. “No es el cliente el que debe acreditar que no le han informado, es el banco el que debe acreditar que ha informado”, subrayaba el letrado en la entrevista con Antonio Atienza. El banco tiene que decirle al ciente que “la tarjeta tiene un 26% (de interés) y que si lo paga a 50 euros al mes y dispone de tres o cuatro mil euros va a terminar de pagarlo en 2045”. Y eso, he aquí el problema, no se hace.
Nueva regulación
Dos socios de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) recuperaron recientemente los intereses y gastos cobrados de más por Bankinter. Uno de los socios dispuso de 3.000 euros y abonó en intereses más de 2.000 euros y, en concepto de seguro de pagos casi 600, quedándole pendiente aún 2.700 euros.El otro socio dispuso de 1.000 euros, y habiendo abonado 650 en intereses, le quedaban aún pendientes casi 800 euros. La presidenta de la entidad, Patricia Suárez, ha remarcado que no son los dos únicos casos este año y espera que 2020 traiga, igualmente, nuevas sentencias favorables. El próximo año también traerá, señala, una nueva orden para regular la transparencia y garantizar la protección del cliente de estos servicios bancarios y que pondrá un límite de cuatro años para amortización de deuda.
Tipo de interés TAE medio
El barómetro de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) sobre tarjetas revolving publicado recientemente indica que el tipo de interés TAE medio para financiar compras es del 25,20%. Según el estudio, la tarjeta más cara es la Visa Diamond Infinite Credit de Openbak, ya que, aunque su interés nominal sea del 11,39%, el pack Diamond tiene un coste de renovación de 135 euros anuales. La más barata, por el contrario, es la Visa Proyecta de Abanca con un 11,99%. La entidad ofrece un ejemplo concreto con estos datos: para financiar compras por valor de 1.000 euros en un plazo de 24 meses supone pagar en intereses y comisiones una media de 262,47 euros. Si el pago se hace con la Visa Diamond Infinite Credit de Openbank, el desembolso es aún mayor, con un total de 392,94 euros, incluyendo comisiones. Con la Visa Proyecta de Abanca, el montante total asciende a 124,39 euros.
Cuota mínima exigida
Todas las tarjetas revolving analizadas por Asunfin exigen una cuota mínima baja. La que ofrece la más reducida es la Tarjeta WiZink, que requiere tan solo desde el 0,5% del capital pendiente a sumar los intereses y comisiones que genere la deuda siempre se que sea de al menos 18 euros. La entidad aclara que, aunque otras tarjetas exigen un pago superior, hasta un 5% de la deuda, este mínimo nunca es elevado. Por ejemplo, en una tarjeta con un 25,61% de interés TAE y una deuda de 1.000 euros, la cuota mínima variaría entre 25 euros al mes para la que exige amortizar menos capital y 70 euros para la que requiere un pago mínimo superior, de acuerdo al documento publicado. Si para una deuda de 1.000 euros y un tipo de interés del 25,61% se pagan 25 euros mensuales, sin añadir ninguna compra, se tardaría 6 años y 10 meses en devolver esos 1.000 euros, abonándose 1.031,91 euros solo en intereses.
Disposición en efectivo
La comisión media que se cobra en el momento en que se saque dinero en efectivo es del 3,26%, con una comisión máxima del 4,50% en la Tarjeta Wizink Oro y la Visa&Go de CaixaBank. La Visa Proyecta de Abanca y la tarjeta Mi Otra 1/2/2 de Banco Santander no cobran comisión para este uso, aunque esta última comenzará a cobrar una comisión del 3,90% a partir del 10 de enero. De esta manera, al disponer de 1.000 euros en efectivo y se cobra una comisión del 4,50%, habrá que pagar 45 euros en el momento. La TAE media para disponer dinero en efectivo se dispara hasta el 29,63%, indica Asufin. La tarjeta más cara vuelve a ser la Visa Diamond Infinite Credit de Openbank por su coste de 135 euros anuales de renovación y, la más barata, la Visa Proyecta de Abanca. Este coste lleva a que si se dispone de 1.000 euros en cuenta o efectivo a devolver en 24 meses, se pagará una media de 295,08 euros en intereses y comisiones.