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El consumo de refrescos con azúcar y cafeína altera el metabolismo

Así lo han comprobado científicos de las Universidades de Huelva y Cádiz y del Hospital Puerta del Mar de la capital gaditana

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  • Las camas cerradas en el Hospital Universitario Puerta del Mar superan las 90. -

Científicos de las Universidades de Huelva y Cádiz y del Hospital Puerta del Mar han comprobado que el consumo puntual de bebidas refrescantes que contienen azúcar y cafeína provoca alteraciones metabólicas como consecuencia de un exceso de insulina en sangre, denominado hiperinsulinemia.

La ingesta de una gran cantidad de azúcar conlleva a que el metabolismo energético cambie para consumir esa sobrecarga de glucosa, inhibiendo el uso de lípidos y proteínas para producir energía, ha informado la Fundación Descubre en un comunicado.

"En el caso de los refrescos con azúcar y cafeína observamos que el consumo de una única lata de 330 mililitros produce cambios en el metabolismo de algunos lípidos como los ácidos biliares, relacionados con la obesidad y la diabetes", ha señalado el investigador de la Universidad de Huelva y responsable de este estudio, Raúl González-Domínguez.

De esta forma, los expertos han demostrado que la cafeína contenida en estos refrescos produce un incremento puntual de insulina tras su ingesta debido a un efecto combinado con el azúcar.

"Tomar mucha azúcar tiene numerosos efectos sobre la salud al inducir resistencia insulínica, mecanismo que está estrechamente asociado con el desarrollo de trastornos metabólicos como la obesidad o la diabetes tipo 2; ahora sabemos que la cafeína también puede jugar un papel importante en la regulación de la liberación de insulina", ha explicado, Alfonso Lechuga, profesor de la Universidad de Cádiz.

En concreto, los investigadores han analizado el comportamiento del metabolismo en voluntarios jóvenes menores de 25 años con hábitos de vida saludables que tomaron cuatro tipos de bebidas de la misma marca: con azúcar y cafeína, sin azúcar y con cafeína, sin azúcar ni cafeína, y con azúcar y sin cafeína.

Se les tomaba muestras de sangre a tiempo basal, -justo antes de consumir el refresco- y también tras 30 minutos, una hora y tres horas posteriores a la ingesta.

"Medimos los niveles de glucosa e insulina para comprobar que cuando se toma un refresco con azúcar y cafeína, se produce un exceso de insulina en sangre", ha aclarado Lechuga.

Durante la fase de experimentación, los científicos emplearon técnicas analíticas basadas en espectrometría de masas y herramientas bioinformáticas avanzadas.

Según los investigadores, las conclusiones de este estudio abrirán puertas a futuras investigaciones farmacológicas: "Nuestro trabajo es de gran utilidad para el desarrollo de fármacos que tengan como diana esas rutas metabólicas, los cuales podrían emplearse para el tratamiento de trastornos metabólicos como la obesidad o la diabetes", ha asegurado González-Domínguez.

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