En la presentación de Háblame de amor, que llega a los cines este viernes, la actriz confiesa a los periodistas que el rodaje de esta película tuvo un componente emocional “fortísimo”, no sólo por la historia que cuenta y que le recuerda a “un melodrama con aroma francés” sino por el “regalo” que le hizo Muccino al reencontrarse con Roma, una ciudad de la que a partir de ahora se siente dueña y no una turista.
En Háblame de amor, Aitana interpreta a Nicole, una mujer que ha pasado de los cuarenta y que sigue ahogada en el dolor por el suicidio del hombre al que amaba doce años atrás, mientras sigue una vida “cómoda, estable y sin sobresaltos pero a la vez gris y sin emociones”, dice Sánchez-Gijón.
Frente a la mujer madura, Silvio Muccino, –director, guionista y también escritor de la historia– es Sasha, un chico de 25 años, hijo de drogadictos ya muertos y que trata de salvarse de una adicción y de salir adelante pensando en Benedetta, su amor platónico de la adolescencia a la que no ha visto desde hace años.
Los dos protagonistas se verán involucrados en un accidente de coche. A partir de entonces, Sasha y Nicole se reconocen como en un espejo y comprenderán sus sentimientos de forma recíproca, en unos encuentros en los que Nicole se convertirá en maestra y aconsejará a Sasha para conquistar a Benedetta (Carolina Crescentini). Pero el alumno le sale “aventajado” y “respondón”, tanto que Sasha acaba siendo el maestro.