Los habitantes de aquella metrópolis perdida en medio del desierto eran singulares y excepcionales. Una gran urbe que había sido colocada allí por razones desconocidas, aunque la mayoría de los encuestados hacían todo tipo de especulaciones sobre la ubicación de aquellos 21 millones de ciudadanos pertenecientes a 120 nacionalidades, y que según todas las muestras que habían sido testeadas se mostraban como diferenciados y multifacéticos.
Eran humanos, aunque en ocasiones con su uniformidad y apariencia impersonal parecieran robots., pero después, pasado un tiempo de observación, si nos fijábamos con atención cada uno era muy diferente del otro y además presentaba dominio sobre distintas habilidades y facetas del arte y de la ciencia.
Debían mostrarse cautelosos y caminar despacio, huyendo de la falsedad y la hipocresía y aunque hubiera gente que no los comprendiera, eran coherentes y hacían aquello que honradamente creían conveniente, aunque el tiempo transcurriera de forma lenta pero inexorable.
Por diferenciados y multifacéticos se entendían perfectamente sin mediar palabras, entre el buen humor y el escepticismo, eran capaces de compartir con alguien momentos especiales, con mayor tolerancia y justicia y menor irritación e intransigencia.
A veces se movían entre diversidades y excentricidades, sorteando mentiras e infamias, tristezas y decepciones, adecuando los rituales y protocolos y adivinando presagios y augurios, oscuridades y tenebrosidades y combatiendo a espeluznantes y aterradores seres que se encontraban en el camino.
Entre tropelías y pillajes, chapuzas e imprevistos, en ocasiones les tocaban la china o tenían la suerte de espaldas hasta que volvían a descubrir la felicidad en las pequeñas cosas y la forma de aprovecharlas. Abiertos y desencajados había llegado el momento de que se liberaran de la pena y la tristeza que arrastraban desde hacía tiempo.
No eran de los que se lo guisaban y se lo comían, pero sabían que el ejercicio de la disciplina no solía fallar y casi siempre se proponían un objetivo mayor para conseguir la meta que se habían propuesto. Aceptaban con humildad la gestión de sus sentimientos y emociones y sus deseos de seguir creciendo para lograr el éxito que les correspondía.
Las informaciones valiosas convenía aplicarlas inmediatamente desde el querer es poder, aunque a veces pensaran que no podían conseguir algo y se vinieran abajo inmediatamente. Con su presencia procuraban dibujar sonrisas, descansar y tomarse la vida con más calma.
Sus atenciones y comprensiones, sus afectividades y emociones, les hacían sentirse mejor porque aunque se cayeran una y mil veces al tropezar con la misma piedra, su visión de las cosas y las situaciones era optimista.
Eran conocedores de que la imagen no lo era todo y tal vez en eso tenían que rectificar, ni que tampoco era saludable el encerrase en un círculo que no les permitiera ver más allá de sus narices ni el imaginar adversarios, contrincantes y enemigos por todas partes.
A pesar de las estafas y fraudes con los que les querían intoxicar, tenían las ideas muy claras producto de sus reflexiones meditadas y profundas. Sus gratitudes al mundo en el que les había tocado vivir eran infinitas y entre originales y plagios, trabajadores y parásitos, llenos y vacíos, investigados e investigadores, procuraban resolver las incógnitas no resueltas y tener una sonrisa para cada ocasión.