Sin embargo, esta circunstancia no debe ensombrecer la solvencia de Djokovic, que no ganaba un torneo desde hacía más de medio año cuando se impuso en Roma, y se erigió como el jugador más consistente sobre la moqueta china hasta plantarse en la final, donde no dio ninguna opción al otro debutante en una final, el ruso Nikolay Davydenko.
Djokovic sumó su cuarto título de la temporada (también ganó el Open Australia, Indian Wells y Roma), tras ganar dos veces en Shanghai a Davydenko, líder en una lista de víctimas que también engrosaron Juan Martín del Potro y Gilles Simon, por una única derrota frente a Jo-Wilfred Tsonga, insustancial porque el balcánico ya había asegurado su pase a semifinales.
Un público animoso
Frente al éxito de Djokovic, el público chino, siempre animoso, pudo contrastar las decepciones de Federer y Andy Murray, curiosamente protagonistas del partido más bello del torneo. El suizo, que aspiraba a coronarse 'maestro' por quinta vez, dio la señal de la alarma con la derrota inicial frente a Simon y certificó su sorprendente eliminación en primera ronda cayendo frente a Murray. La temporada tenísitica se cerrará el próximo fin de semana con la final de la Copa Davis, entre Argentina y España.