Que Silvio Fernández Melgarejo, el Gran Silvio, sigue vivo en los corazones de los sevillanos es tan evidente como que cada día se pone el sol. Prueba de ello es, sin duda, la repercusión que han tenido dos de los conciertos homenaje que han tenido lugar recientemente en Sevilla para recordar el XV aniversario de ese fatídico 1 de octubre de 2001, cuando definitivamente se fue, dejando un hueco que es, y será, imposible de rellenar.
Silvio vivió como quiso, eso es lo que repiten los que estuvieron más cerca de él, y se fue demasiado pronto, pero contra algunos pronósticos, su leyenda se ha ido acrecentando con el paso de los años. En la actualidad son varios los grupos que lo tributan y muchos los artistas que en sus repertorios recuerdan algunos de los míticos temas que el rockero elevó a la categoría de inmortales.
Hace algunas fechas, fue la última banda que acompañó a Silvio, Los Diplomáticos, los que colgaban el cartel de “No Hay Billetes”, en la conocida sala de la calle Torneo, Malandar, en un concierto denominado “¡Va por Silvio!” en el que se proyectó un breve vídeo sobre la figura y la carrera del artista y en el que participaron miembros de sus bandas originales y algunos invitados de lujo.
El pasado viernes fue el turno de Avanti. Con Silvio, una de las bandas tributo que en la actualidad lo recuerdan en los escenarios. El concierto tuvo lugar en uno de los templos del rock sevillano, La Caja Negra, donde se hacen continuas referencias a Silvio, tanto en el escenario, en los múltiples conciertos que allí se celebran, como en sus paredes, rellenas de fotografías y carteles que recuerdan la figura del inolvidable personaje.
De nuevo la respuesta del público fue espectacular, la sala se abarrotó para corear las canciones que Casimiro Relinque, vocalista de la formación, iba cantando, siempre, como él mismo nos explica, “desde el más profundo de los respetos y con la emoción de mantener vivo el espíritu y el legado de tan entrañable y gran artista”.
Casi dos horas de repaso a un repertorio en el que no faltaron canciones de todos sus discos y en el que hubo que repetir algún histórico tema como el Rezaré, el himno en el que se nombran a las vírgenes sevillanas, una versión de Preghero, de Adriano Celentano, a su vez versión de Stand By Me, de Ben E. King, que una de las figuras más influyentes de la música española, Enrique Bunbury, ha cantado varias veces en sus conciertos.
Lo que hace, sin temor a equivocarnos, mas importante estos recuerdos emocionados es la comprobación de que gente joven, muy joven, gente que no tuvo la oportunidad de disfrutar del maestro en vida, recuerdan sus canciones y las cantan junto a los que ya, irremediablemente, peinamos canas. El legado de Silvio no sólo continúa vivo, sino que es más fuerte e imborrable a media que van pasando los años. Sevilla sigue recordando, y vibrando, al son de un rockero bohemio, autodestructivo y realmente genial.