Aunque algunos quieren culpar al gobierno tripartido de la falta de público en los primeros días de la Feria y Fiestas de Pedro Romero, la realidad es que son muchos los factores que influyen en que un evento funcione.
El nuevo gobierno local ha pagado la novatada y la realidad es que la organización ha dejado mucho que desear mostrándose falta de presupuesto, de conocimiento y de ilusión. Desde el principio hasta el final los despropósitos han sido continuos. La organización se podría decir que ha cumplido con los mínimos establecidos en años anteriores pero con una bajada importante en la calidad de la mayoría de eventos y actividades organizadas.
Está claro que hay mucho que mejorar pero hay aspectos que ya llegan a ser alarmantes. La falta de puntualidad, la desorganización, la descoordinación y la falta de previsión se han convertido en la tónica habitual en todo lo que organiza el Ayuntamiento. Baste con comprobar como los horarios que se pusieron en la terrible revista de feria se han incumplido de forma permanente, mostrándose una falta de respeto hacia los periodistas, los colectivos e incluso para las damas goyesca que se han encontrado solas en muchas ocasiones.
En cuanto a las actuaciones se podría decir que cualquier pueblo de la Serranía ha contado con mejor cartel que el nuestro. Solo aprueba la idea de apostar por los artistas locales sin que ello sea suficiente. El centrarlo todo en un concierto organizado por una radio en el que hasta la música era play back no parece lo más adecuado. Atrás quedan aquellos años en que toda la Serranía acudía hasta nuestra ciudad para disfrutar de los mejores grupos del momento.
En cuanto a las infraestructuras en el Real y en el Centro se podría decir que se ha hecho lo mínimo posible poniendo farolillos en la calle de la Bola, la portada en el centro y un triste alumbrado en el recinto ferial que solo se salvó en la calle de las Peñas.
El lunes será el momento de los análisis pero la realidad es que el tripartito ha suspendido de forma estrepitosa en su primer examen al demostrar su desconocimiento de la realidad de la ciudad de Ronda.
