El análisis de una gran cantidad de nuevos datos contradice una afirmación anterior de que LB1, un viejo esqueleto fósil de aproximadamente 80.000 años procedente de la isla indonesia de Flores, apodado como el ‘Hobbit’, tenía síndrome de Down, y confirma una vez más su estatus como una especie humana fósil, ‘Homo floresiensis’.
Desde el principio, los fósiles de una pequeña población similar a los seres humanos procedentes de Flores (los llamados ‘Hobbits”‘ del sudeste asiático) han sido motivo de controversia. La cuestión era si estos restos eran evidencia de una nueva especie de fósil humano, el ‘Homo floresiensis’, o si se trata de una población de seres humanos de cuerpo pequeño (‘Homo sapiens’) pero con uno o más individuos que sufren un trastorno del desarrollo.
Los investigadores recientemente diagnosticaron a LB1, el individuo más completo recuperado, con síndrome de Down. Pero un nnuevo análisis de las características de todo el esqueleto por un equipo internacional de investigadores dirigido por Karen Baab, profesor de Anatomía en la Universidad de Midwestern, en Glendale, Estados Unidos, demuestra de manera convincente que LB1 no tenía síndrome de Down.
Además de medir los huesos individuales, los científicos utilizaron TC para reconstruir el cerebro y ver las estructuras internas del cráneo, así como la evaluación tridimensional de la forma del cráneo en su trabajo, cuyos detalles se revelan en un artículo publicado este miércoles en la revista ‘Plos One’.
El diagnóstico de síndrome de Down es el más reciente de una larga lista de enfermedades atribuidas a este esqueleto en particular. El síndrome de Down es un trastorno cromosómico caracterizado por retrasos cognitivos y determinadas características físicas, como estatura reducida y pequeño tamaño del cerebro. El diagnóstico original también hizo hincapié en la forma ancha y corta (de adelante hacia atrás) del cráneo, la forma del mentón y el fémur corto (hueso del muslo) en LB1 como evidencia de síndrome de Down.
El diagnóstico de síndrome de Down en fósiles se complica por el hecho de que muchas características comunes se encuentran en los tejidos blandos del cuerpo, que no se fosilizan. Sin embargo, este trabajo proporciona nueva información sobre el tamaño y la forma del cerebro y el cráneo en la población con síndrome de Down.
UN FÓSIL MUY DIFERENTE DE LOS SERES HUMANOS
Para el estudio actual, el equipo comparó los rasgos físicos conservados en el esqueleto de LB1 a los detectados en el síndrome de Down. Aunque las personas con síndrome de Down no son idénticas unas de otras, aún así estaba claro que LB1 era muy distinto de todos los seres humanos, incluyendo aquellos con síndrome de Down.
El estudio encontró que el cerebro de LB1 era mucho menor que el visto en individuos con síndrome de Down y que la forma de bóveda del cráneo, que rodea el cerebro, y la anatomía de la barbilla estaban fuera de la gama vista en los seres humanos, con o sin síndrome de Down.
Por otra parte, el diminuto LB1, que se estima que tenía poco más de un metro de altura (1,09 m), estaba muy por debajo del rango de altura de individuos comparables con síndrome de Down. El fémur es desproporcionadamente corto en LB1 con relación a los pies y los brazos en comparación con todos los seres humanos, independientemente de si tienen síndrome de Down.
Es importante destacar que este estudio indicó que LB1 no sólo difería de las personas con síndrome de Down, sino que estaba más claramente alineado con la especie humana más arcaica. Su pequeño cerebro, la baja forma de la bóveda craneal, la ausencia de una barbilla y el menor tamaño del cuerpo y las extremidades proporciones apuntan a un ancestro pre-Homo sapiens.
Los autores concluyen: “La evidencia ósea contradice abrumadoramente un diagnóstico de síndrome de Down. Por el contrario, nuestro estudio añade aún más evidencia de que el ‘Homo floresiensis’ era una especie distinta con una fascinante historia evolutiva, algo nebulosa”.
Fuente: Irispress