Cristina Garduño, de junio del 92, es una de las estudiantes de la Universidad de Huelva (UHU) que recogerán este martes el Premio Extraordinario de Fin de Carrera, galardón concedido a los alumnos más brillantes de cada titulación. A merced de un 9,08 en el Grado de Educación Infantil, a esta joven onubense, protagonista del Día de la Universidad, le será concedida una ayuda económica, equivalente a los precios públicos de las universidades andaluzas para la continuación de estudios de segundo ciclo o posgrado en cualquiera de sus titulaciones y centros.
Cristina, por su parte, acumuló más de tres matrículas de honor y una vez finalizada su carrera entró a trabajar como becaria en el Colegio Cardenal Spínola, conocido como ‘Las Esclavas’, e imparte seis horas de inglés a la semana más extraescolares por la tarde. Además, cuenta con un C-1 de inglés y estuvo un cuatrimestre estudiando en la capital noruega de Oslo por la beca Erasmus. “Fue una experiencia muy enriquecedora en todos los sentidos. Aprendí un poco el idioma aunque las clases eran en inglés”, confesó la alumna.
“La clave está en ir a clase y participar. No hay que dejar todo para el último día. Desde antes del examen hay que pasar los apuntes a limpio, hacer esquemas, resúmenes y no aprender de memoria. Sino asimilar los conceptos. Yo me hacía mis ‘planning’ cuando llegaba el día antes del examen me dedicaba a repasar. Más o menos echaba dos o tres horas al día. Así no suspendí nunca y mi nota más baja ha sido un 6”, explicó Cristina Garduño, quien dijo que “hay que estudiar lo que a uno le gusta. Para mí no era un problema ponerme a mirar los apuntes porque disfrutaba con ello. Y no es que no tenga vida social porque no me he cohibido en salir de fiesta, por ejemplo. He salido jueves, viernes,...”
Fruto de su esfuerzo el objetivo de Cristina es “salir de Huelva para seguir avanzando y hacer un Máster fuera o hacer unas oposiciones o encontrar una plaza en un colegio concertado” y solo una oferta del colegio en el que está ahora cambiaría su opinión. Una estudiante ejemplar y que, a pesar de su buen hacer en los últimos años, cuenta con el inconveniente a día de hoy de encontrar un puesto de trabajo en España y que como la mayoría de jóvenes ven su futuro muy oscuro y están prácticamente obligados a buscarse la vida en el extranjero. Fuga de talentos. “Es una pena pero es así. Tengo amigos y compañeros que se han tenido que ir porque no encontraban trabajo y Huelva no es una ciudad que tenga demasiada oferta laboral”
Cristina Garduño estudió Educación Infantil,”una carrera que no es fácil y que quien lo dice no tiene ni idea de lo que habla”, ya que “es dar clases en la etapa más difícil en la que se forma a un niño. Puedo dar clase de tres a seis años y es muy importante el desarrollo a esa edad y hay que tener conocimientos para la educación y ver en qué y cómo puede aprender un niño”.
Un talento en bruto galardonada por su Universidad, una joya y con altas miras. Ahora falta un cambio radical en el país para que jóvenes como Cristina tengan un futuro, al menos, no tan negro.
