Después de llevar 270 años haciendo vino puede resultar arriesgado que una bodega afirme estar ante la mejor manzanilla de su historia, pero las pruebas no dejan lugar a la duda. Goya XL puede presumir tanto de los 93 puntos otorgados por el mayor gurú enológico del mundo, Robert Parker, como de la medalla de oro recién lograda en la International Wine Challenge, así como la distinción a la mejor manzanilla en el mismo certamen, pero sobre todo puede estar orgullosa de ser considerada tanto por los expertos como por los sanluqueños como la mejor manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, que es lo mismo que decir la mejor del mundo.
Así lo han comprobado los asistentes al menú maridado con vinos generosos ofrecido en el restaurante madrileño Surtopía, dirigido por el sanluqueño José Calleja y que ha servido de presentación oficial de Goya XL en la capital de España. Previamente, se ha celebrado una cata técnica para expertos y medios de comunicación, dirigida por el director general de Delgado Zuleta, Jorge Pascual. Entre las armonías preparadas por Calleja destacan el Bloody Sherry con melva canutera y manzanilla Toneles Gordos, un Tiradito de pez espada en adobo y Goya XL o el Cacao Maracuyao y pedro ximénez Monteagudo.
Goya XL
Para crear un vino tan excepcional como este, se tienen que dar muchas circunstancias excepcionales que sólo cuando se cumplen todas ellas justifican que el enólogo decida hacer una saca limitada de esta manzanilla en rama. En primer lugar, es un vino asentado, mezcla de muchos años de crianza intensa con otros de envejecimiento más reposado, en un difícil equilibrio permanente que le permita seguir cumpliendo años sin perder la flor. Además es una manzanilla reposada, tras muchos años de quietud y ligeros rocíos que han ido aportando nutrientes a las levaduras del velo.
Las botas de las que procede esta manzanilla en rama pertenecen a una exclusiva Solera Reservada de La Goya, seleccionadas entre las más singulares y exquisitas de todo su patrimonio enológico, tras catar cada vasija una a una todos los meses durante años. Esta solera hunde sus raíces en la Bodega La Casa, un antiguo casco subterráneo que estaba situado junto a Bajo de Guía y que era la bodega propia de los accionistas de la empresa, donde iban a parar los mejores mostos para su cuidado y prolongado envejecimiento. Los vinos allí producidos no llegaban a salir a la venta, quedando para consumo propio de las familias propietarias y compromisos y atenciones protocolarias de la empresa.
Tras el traslado a las nuevas instalaciones de la bodega en la salida de Sanlúcar hacia Chipiona, en un emplazamiento óptimo para el envejecimiento de vinos generosos por su humedad, temperatura, exposición al Poniente y orientación suroeste, esta Solera Reservada –después de un prolongado proceso de reposo y aclimatación y una paciente labor de restauración, duela a duela, de las botas viejas- da origen a esta manzanilla pasada en rama Goya XL.
Delgado Zuleta nunca había embotellado estas soleras hasta el año 2012, justo cuando el enólogo y los experimentados capataces concluyeron que estaba en su momento óptimo. El pasado año 2013 esas azarosas circunstancias (temperaturas, vientos, evolución de la flor…) no se dieron y no se realizó ninguna saca, lo que sí se ha podido volver a hacer este 2014, porque como dicen los expertos “se han vuelto a alinear los planetas”, además en esta ocasión para conmemorar los 270 años que Delgado Zuleta lleva haciendo manzanilla en la desembocadura del Guadalquivir, junto al Parque Nacional de Doñana.
La principal diferencia que hace de este un producto excepcional es su elaboración artesana y cien por cien natural. Una saca que se hace solo cuando las condiciones son inmejorables, lo que lo convierte en un producto aún más exclusivo y al alcance de muy pocos debido a su saca selecta y limitada. Directamente de las botas, cuidadosamente seleccionadas por el enólogo de Delgado Zuleta, Salvador Real, a la botella, con un ligero filtrado para eliminar los restos de levadura.
Con una media de envejecimiento de más de 10 años, Goya XL conserva toda la tradición de la crianza bajo velo de flor. Es una manzanilla asentada, larga, persistente y madura, al más puro estilo tradicional sanluqueño, una manzanilla “de las de antes”. Posee un color oro intenso, limpio y brillante. En nariz se aprecian las notas punzantes equilibradas, a cereal tostado, cáscara de cítricos y balsámicos. Y en boca es seca, fresca, suave, cremosa, muy persistente, sabrosa y con connotaciones marinas, recuerdos a aceitunas, notas lácticas y frutos secos tostados. Se presenta en botellas de 0´5 litros, con un diseño innovador que mantiene la esencia del producto.