El martes 13 se conmemoró el 50 aniversario del fallecimiento del sacerdote Manuel Flores Fernández, a quien el Ayuntamiento isleño concedió el título de Hijo Predilecto a título póstumo en marzo de 2003, en reconocimiento a su obra caritativa y social en el campo de Gibraltar, donde el Padre Flores sigue siendo muy recordado por la sociedad.
En Algeciras, la Archicofradía Carmelita de los Estudiantes y la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen han desarrollado una serie de actos para recordar al sacerdote isleño.
En la Capilla de La Caridad se montó una exposición con enseres y documentos relativos a su vida sacerdotal en Algeciras, como casullas, cálices, misales, el acta de toma de posesión como párroco, fotografías de la construcción de la iglesia del Carmen, etc.
En el patio de la parroquia se descubrió un azulejo recordando al sacerdote isleño, con la presencia de autoridades municipales y numerosos isleños. Este acto tuvo lugar después de una eucaristía en su memoria. No faltó tampoco una mesa redonda sobre la obra del Padre Flores, mientras que en San Fernando, nada se ha realizado a día de hoy.
El padre Flores estuvo al frente de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Algeciras entre noviembre de 1958 y mayo de 1964. El 13 de mayo de 1964 fallecía en un accidente de tráfico en carretera, cuando se dirigía precisamente a obtener materiales para seguir levantando su iglesia.
La personalidad de este sacerdote isleño no pasó desapercibida en Algeciras, donde siempre estuvo atento ante las clases más desfavorecidas, y por ello el Ayuntamiento le levantó un monumento en una rotonda de acceso a la ciudad algecireña, justo cuando se entra o sale de Algeciras con dirección Tarifa.
El padre Manuel Flores Fernández nació en San Fernando el 18 de noviembre de 1925. Era hijo de un trabajador de la industria naval, y se decidió a ingresar en el seminario en septiembre de 1937.
Fue ordenado sacerdote el 20 de junio de 1948 en el Santuario de Nuestra Señora de los Santos, de Alcalá de los Gazules. Por su edad, sólo tenía 22 años, tuvo que contar con una dispensa a Roma, pues en aquella época la edad mínima para ser ordenado sacerdote era de 24 años.
