Moisés Garrido (Huelva, 1966) es investigador y divulgador de temas paranormales y heterodoxos. Su interés por los temas fronterizos del conocimiento nació a principios de los años 80. Se adentró con enorme pasión en la investigación paranormal y ufológica y cofundó y dirigió diversas asociaciones especializadas. Ha colaborado en prensa y radio. Una de sus especialidades ha sido el estudio ‘in situ’ de las “apariciones marianas”. La editorial andaluza Círculo Rojo acaba de publicar su nueva obra: ‘Credo quia absurdum’.
Moisés, ¿cuántos artículos y cuántos libros has publicado hasta el momento a lo largo de tu carrera como investigador y divulgador?
-Alrededor de 400 artículos en prensa, boletines y revistas especializadas. En cuanto a libros, en 2004 me publicaron ‘El negocio de la Virgen’, en 2007 ‘El negocio de la fe’, y el año pasado fui coautor de una obra colectiva titulada ‘Hay otros mundos, pero están en este’, cuyos beneficios se destinan a la ONG Médicos Sin Fronteras.
¿Por qué un título en latín en tu nueva obra?
-’Credo quia absurdum’ es una locución latina atribuida a Tertuliano al referirse a su creencia en la Santísima Trinidad. La fe es creer en lo absurdo, en aquello que no es comprobable, que no puede ser comprendido desde la lógica ni la razón. Y creo que es un título apropiado para una obra crítica y desmitificadora.
¿Cuál ha sido tu objetivo al escribirla?
–Las creencias religiosas son una parte intrínseca de la naturaleza humana. El hombre ha creído, al menos desde el Neolítico, en un mundo invisible, en fuerzas o seres espirituales, en un más allá... El politeísmo y posteriormente el monoteísmo surgieron del animismo primitivo. Me resulta fundamental estudiar las presuntas revelaciones celestiales, los trances místicos, los dogmas teológicos, los milagros... Mi objetivo no ha sido solo exponer tales cuestiones, sino examinarlas a la luz de la historiografía crítica, saber qué tienen que decir la psicología, la psiquiatría, la parapsicología, la antropología, la neurobiología...
¿A quién va dirigida esta obra?
–A todos los que tengan curiosidad por conocer la otra cara de las creencias religiosas, las tramas, las mentiras, las manipulaciones en torno a la fe, los milagros, las experiencias místicas... Por tanto, interesa a creyentes, ateos, agnósticos, científicos, filósofos, sociólogos... A cualquier honesto buscador de la verdad.
¿Interesa al creyente de a pie conocer las bases de sus creencias?
–Más bien no. Y creo que eso es un error. Decía Kant: “¡Atrévete a pensar!” Los creyentes, al menos en su mayoría, no se molestan en conocer qué hay de cierto o no en torno a las creencias que han aceptado sin titubeos desde la niñez. Creencias que se han ido heredando culturalmente durante siglos o milenios. Uno de mis objetivos al escribir esta obra es hacer que el creyente sepa los orígenes de su fe, si se trata de algo original o si, en el caso del cristianismo, ha tomado elementos de religiones paganas o mistéricas. Es importante también conocer qué evidencias hay sobre la historicidad de Jesús, si muchos de los dogmas cristológicos y mariológicos tienen una base bíblica o no, etc. El creyente debería tener un mayor conocimiento de las cosas en que cree, pues muchas cuestiones son pura falacia, tergiversaciones, interpolaciones...
¿Es entonces una obra controvertida?
–Para una persona con férreas creencias religiosas y con temor a descubrir algo que pueda hacer tambalear su fe, lo es. Pero para una persona con mente abierta, aun siendo creyente, no debería serlo. Lo que importa es buscar la verdad, aunque lo que descubramos nos resulte incómodo debido a nuestros prejuicios o creencias apriorísticas. De lo que se trata es de no dar pábulo a las mentiras que nos han contado. Sin duda, es necesario desmontar tantas falacias en torno a la religión”.
¿Son compatibles Ciencia y Religión?
–No, son caminos diametralmente opuestos. Uno se basa en la fe y otro en el conocimiento. Por ejemplo, el Génesis bíblico y la Teoría de la Evolución son dos visiones distintas de una misma cuestión: el origen de la vida. Son, pues, incompatibles. Eso no quita que desde la Ciencia puedan estudiarse fenómenos colaterales a la fe, como el trance, la meditación, las manifestaciones místicas...
¿Qué te dice el orden perfecto del Cosmos?
–Bueno, tan perfecto no es... Hay explosiones cósmicas, choques de galaxias, agujeros negros que engullen materia, cometas que destruyen a su paso... De todos modos, el universo -o multiverso- es algo maravilloso que nos hace sentirnos insignificantes. Si, como propone la moderna cosmología, ha existido siempre y no hubo un principio, entonces no hay necesidad de un creador. Todo procede de las leyes físicas.
¿Hacia dónde nos conducen las religiones?
–A un callejón sin salida. Al principio, facilitan la cohesión grupal y proponen virtudes, preceptos morales, etc. Pero si echamos mano de la historia, vemos que han hecho más daño que beneficio. Fundamentalismos, cruzadas, inquisición, guerras de religiones... Incluso en pleno siglo XXI vemos los estragos del integrismo religioso.
Qué más podrá encontrar el lector en tu obra?
–Muchos asuntos. Abordo cuestiones como los evangelios gnósticos, los estigmas, los éxtasis místicos según la medicina y la parapsicología, la neuroteología, el Vaticano y sus secretos históricos, la Biblioteca Vaticana y el Índice de Libros Prohibidos, la trama en torno a Fátima y el atentado de Juan Pablo II, los exorcismos, etc. Son cuestiones que tienen que ser estudiadas en profundidad. Ya conocemos qué dice la teología al respecto, pero hay que enfocar estos asuntos desde otras vertientes. No hay que cerrarse a nada. Y tener la suficiente valentía para indagar en nuestras creencias y manejar toda la información posible para evitar que nos sigan manipulando.