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Jerez

El Perdón ya está en Santa Ana

Antonio esta mañana no viene porque está reunido en la Hermandad. ¿En cuál? En una que se está formando en Santa Ana, decía Angustitas

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Principios de los años 60 del ya pasado siglo. Mientras uno jugaba con Paco Vega y Paco Benítez a los indios y cow boys en el patio de Fontana, en la mañana de un domingo cualquiera, Angustita, la hija de Luisa, se asomaba a la casa puerta y mi madre le preguntaba que si estaba esperando a Antonio, su novio y su actual marido. “Esta mañana no viene, decía, porque está en una reunión de la Hermandad. ¿De qué Hermandad es ? De una nueva nueva que se está formando en Santa Ana”. Esa nueva hermandad que se estaba formando en la parroquia de una barriada que a nosotros se nos antojaba, por aquel entonces, lejísima era la Hermandad del Perdón, a la que comencé a abrazar en  el año 1972 cuando Paco Asencio, Álvaro Ruiz Moreno, Paco Fernández del Castillo o Cristóbal Mateos me comenzaron a hablar de ella, de ese Cristo joven que esculpiese Pinto, de esas ilusiones por convertirse en la hermandad de los trabajadores de Jerez, en los talleres de La Voz del Sur en la calle Bizcocheros. Después comenzaron las reuniones dominicales de cada domingo, el decreto del cardenal Bueno Monreal dando la aprobación para para su salida procesional. Las prisas por hacer las túnicas -azul marino sin capa y sin cola- en casa de los Asencio; la incertidumbre de cómo salir el primer año sin paso, aunque ya había un boceto de lo que se quería; la disposición extraordinaria de la Hermandad de La Candelaria para que la primera salida se produjese en el misterio del Señor de las Misericordias en la tarde del Sábado Santo, que aún había Sábado Santo en Jerez; el montaje del andamiaje en el patio-hoy casa de hermandad de La Candelaria y oficinas parroquiales- ya que era imposible salir por la puerta principal. Y luego llegaría el nuevo paso, diseñado por Jesús Vázquez, un paso que agolpaba a la gente en calle Francos, en la zona peatonal, cada Viernes Santo por la tarde que fue el sitio que la Unión de Hermandades terminó ofreciendo a la Hermandad. Después llegaría la Madrugada, muchas vicisitudes, muchas penitencias, muchas oraciones y aquel año 98 en que el Cristo y su Madre del Perpetuo Socorro se marcharon de Santa Ana.

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