La Guardia Civil ha detenido a una mujer de 53 años acusada de desvalijar la vivienda de una ciudadana belga, a la que sedó para dejarla dormida después de ganarse su confianza durante varios días charlando en una playa de Roquetas de Mar (Almería).
M.I.C.M. ya fue detenida en octubre de 2010 en el marco de la denominada operación 'Pausa' que permitió esclarecer 25 robos con violencia e intimidación perpetrados contra hombres de avanzada edad y alto poder adquisitivo, a los que conocía a través de una conocida red social de contactos.
Según han indicado a Europa Press fuentes de la Comandancia en Almería, la detenida, que sustrajo de la casa de la víctima diversas joyas entre las que figuraba un reloj de oro blanco de la marca Cartier y alto valor económico, fue localizada el pasado día 8 después de la denuncia interpuesta ante el puesto de la Guardia Civil de Aguadulce.
M.I.C.M., que en ocasiones anteriores había actuado en compañía de otra mujer para cometer sus robos, conoció a la víctima en una playa de Roquetas de Mar y, tras entablar conversación con ella, comenzó a indagar para conocer datos personales y la dirección en la que residía la víctima.
A continuación, según publica este viernes el diario 'La Voz de Almería', se presentó un día en su casa, por lo que la mujer, de nacionalidad belga, le invitó a tomar un café. La detenida aprovechó para echar en la bebida un sedante, que lo provocó un sueño profundo, lo que aprovechó para desvalijar la vivienda.
En la actuación, la Guardia Civil ha recuperado la totalidad de lo sustraído a excepción de un anillo. Entre el botín figuraba el citado reloj de oro blanco, varios anillos de oro, diamantes y rubíes, así como gargantillas y collares.
M.I.C.M., que habría actuado en otras ocasiones en Granada, Málaga, Jaén, Córdoba y en Murcia, fue puesta a disposición del Juzgado de Instrucción número 2 de Roquetas de Mar, cuyo titular acordó decretar libertad con cargos.
En su anterior arresto en el marco de la operación 'Pausa', el modus operandi utilizado era el mismo aunque las víctimas respondían a un perfil diferente. Así, M.I.C.M. y su compañera contactaban con hombres de entre 60 y 65 años a través de una conocida red social de contactos y fijaban un encuentro.
Previamente, habían realizado un estudio de los hábitos y recursos económicos de sus víctimas, así como modos de ocultación de su vehículo y vías de huída. Preferiblemente escogían hombres de cierta edad, de poder adquisitivo medio y que vivieran solos.
Tenían roles "perfectamente" definidos para la planificación y en una misma noche actuaron en tres ocasiones en Granada, Murcia y Cartagena. Para obtener el medicamento usado para sedar a sus víctimas, solían, además, falsear recetas médicas.