El pasado viernes se dilucidó en asamblea el futuro del Racing. Por 19 votos a 15, los socios acordaron en una trascendente y difícil decisión la muerte de su amado club.
Por más que esto sea lo más importante, debo comentarles lo complicado que fue asistir a la ceremonia de la confusión provocada por Manuel García Campos.
Un señor que ha asistido a 19 tertulias en la televisión local, que ha vendido un Racing con vida, que traía inversores, que convocaba ruedas de prensa para atacar a personas que de buena fe ya no han podido mantener a nuestro club con un mínimo de recursos...
Pues bien, llegó la hora de la verdad, el momento de la votación. Y con un gesto a sus compañeros de reunión, tres personas más él mismo, abandonaron el hotel Santa María, dejando en la estacada lo que tanto habían defendido: la esperanza en la salvación del Racing Club Portuense.
Con ellos dentro de la sala y votando lo que en innumerables tertulias defendió (ahora veo que de salón), la votación en el peor de los casos la habría empatado a 19 votos. Y algunos comentan que incluso hubiera ganado el indulto al club porteño.
Mañana asistirá al enésimo programa de 11500 con Luismi, Valimaña y Borne, y será difícil que se escabulla. A mí ya no me sirven de nada los balbuceos que produzca en Bahía Mar.
Les mando un abrazo emocionado a todos los que pusieron su tiempo, su hacienda y se enfrentaron unos a otros por lo mejor para el Racing.
Me quedo con esos hombres peleados a muerte, antes que pegar saltos del barco en la agonía.
Para eso yo me hubiera quedado en Mango's.