Ai, que dejó de subir comentarios a Twitter, censurado en China, el pasado 3 de abril, fecha de su detención, había llegado a un acuerdo con las autoridades por el cual, tras su puesta en libertad, no podía abandonar Pekín ni verter opiniones en Internet.
Sin embargo, la vuelta a la actividad del artista desafía esta prohibición y denuncia las detenciones del diseñador Liu Zhenggang, su contable Hu Mingfen, el periodista Wen Tao y el primo y chófer de Ai, Zhang Jinsong, las cuales les han causado “grandes estragos mentales y físicos debido a la tortura”. A esto se refirió Ai al hablar de Liu, quien dijo que, durante su estancia en la cárcel, “había sufrido un ataque al corazón, estaba casi muerto”.