Las momias vuelven a emerger para golpear con grandes pasodobles. Potente crítica, desde la ironía, en el primero, al destacar el cariño al inmigrante de la ultraderecha. Pues ven mano de obra barata, jornaleros mal pagados e internas en casa. Los quieren, por tanto, “sin derechos y resignados, obedientes y callados como un esclavo”. Excelente desarrollo del segundo, para lo que vale un ‘te quiero’, poniendo el foco en el remate en los hombres que lo usan para denotar posesión. Incluso el asesino que, con sangre en sus manos, aún “repetía que la quería”. Magistral. Para la ruina que tienen encima y para su afición al juego van los cuplés.
Lo mejor Las letras de pasodoble son un espectáculo, sobre todo el segundo
Lo peor El primer cuplé es regulero, pero no empaña una actuación redonda