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El Jueves

Solidaridad

Resulta cuanto menos chocante que una asociación tenga este nombre cuando lo que menos practican es la solidaridad entre compañeros de un mismo empleo...

Publicado: 07/02/2025 ·
09:07
· Actualizado: 07/02/2025 · 09:08
  • Parada de taxi del aeropuerto de Sevilla -
Autor

Miguel Andréu

Miguel Andréu es comunicador y escritor. Actualmente, director de Andréu Comunicación

El Jueves

Este blog aborda temas generales de actualidad, preferentemente de interés local en Sevilla

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Resulta cuanto menos chocante que una asociación tenga este nombre cuando lo que menos practican es la solidaridad entre compañeros de un mismo empleo. Se trata, como ustedes ya sabrán, de la asociación de taxistas que, durante décadas, impone su ley en la parada del aeropuerto de Sevilla, basada en principios tan poco éticos y solidarios como las amenazas, coacciones y atentados vandálicos a todo aquel taxista que no comulgue y cumpla con sus principios, si es que los tienen. La parada de taxis del aeropuerto ha sido (y parece que aún sigue siendo) coto privado de la Asociación Hispalense de Solidaridad del Taxi.

Los pasados días 11 y 29 de enero se desarrolló una operación policial para acabar con la popularmente llamada “mafia del taxi”, arrojando un resultado de 26 taxistas detenidos por su “presunta participación delictiva para monopolizar la parada del aeropuerto de San Pablo”. Pues bien, la misma no ha sido óbice para que estos incidentes delictivos prosigan, según un auto dictado por el juez de instrucción número 4 de Sevilla, Sergio Escalona, el pasado viernes. Los detenidos, acusados de delitos de organización criminal, amenazas, coacciones y daños, ya han sido puestos en libertad y la vigilancia de efectivos de la Policía Local y Nacional prosigue en el aeropuerto, pero nada de esto impide que se sigan produciendo actuaciones que sobrepasan la línea de la legalidad.

La medida cautelar impuesta a los detenidos (no acercarse a menos de 500 metros de la parada del aeropuerto) no se ha cumplido según alerta el referido auto del juez y el turno rotatorio se lleva a cabo en un ambiente de calma tensa. No creo que esto sea normal en una ciudad entregada a los brazos del turismo, ya que esa “calma tensa” sin duda afecta a aquellos que llegan a nuestra ciudad, sea por ocio o por trabajo.

Lo cierto es que el problema viene de lejos, de muy lejos. Habría que rebuscar en las hemerotecas de los periódicos desde cuando se vienen produciendo estos hechos y la nula intervención de las autoridades locales: ninguna corporación municipal ha querido entrar en este asunto, por más que fuera un secreto a voces en la ciudad. Pregúntenle a cualquier taxista mientras realiza una carrera, quizás tenga suerte de dar con un honesto trabajador (como me ha pasado a mí recientemente) que les cuente, con pelos y señales, hasta dónde llegan las acciones “solidarias” de estos individuos con aquellos compañeros que no cumplen las leyes de este monopolio: seguimiento para conocer el domicilio, ruedas pinchadas, cristales reventados, insultos, amenazasy otros actos de intimidación, individualmente y en grupo… Todo un sinfín de actuaciones más propias de sabe Dios qué tipo de grupo. “Mire usted -me decía- tengo un familiar en la asociación con el que hace años evito encontrarme, simplemente porque sabe dónde vivo y al colegio que van mis hijos”. Increíble.

Sea como fuere, mi aplauso al ayuntamiento por coger este toro por los cuernos, así como al juez que, por lógica, ha tomado cartas en el asunto. Un asunto que a todos nos afecta.

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