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A curarse en salud

Me multaron

No me han multado, pero todos vemos casi a diario cualquiera de estos nocivos comportamientos...

Publicado: 27/07/2024 ·
10:47
· Actualizado: 27/07/2024 · 10:47
  • POLICÍA. -
Autor

Fernando Arévalo Rosado

Médico. Colaborador en Viva Barbate, Radio Barbate, Portal de Cádiz, SER deportivos, Onda Conil y Canal Sur (Salud al día)

A curarse en salud

Fernando Arévalo Rosado ofrece consejos y actualidad de salud sin jerga médica

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Me multaron, iba tomándome un refresco por la calle y dejé la lata casi vacía en el alféizar de una ventana. El dueño de la vivienda me lo recriminó y un policía que andaba cerca me denunció. Expuse que no veo papeleras, que los contenedores están lejos, que es también mala suerte que pasara un municipal en ese momento, pero estaba convencido que lo había hecho mal y que mis protestas también eran inútiles. Pedí perdón con mi rostro sonrojado al policía y también al vecino por las molestias y mi mal comportamiento.

Me multaron, iba con mi patín por dirección prohibida por una calle corta y estrecha. Qué mala suerte que apareció de frente el coche de la policía local. Les dije que vivía cerca, que la calle es corta y vivo en mitad de ella. Sabía que me multarían, pero no se me ocurrieron más argumentos que soltar.

Me multaron, iba con mi perro de madrugada y como es natural pues le entró ganas de hacer sus necesidades. Como no pasaba nadie, no saqué la bolsa que llevaba, porque si no había nadie en la calle, nadie me vería. ¡Qué mala suerte!, que al doblar la esquina un policía casi pisa las heces de mi perro e intuyó que al no haber nadie más, eran del mío. Sacó su talonario y procedió a rellenar la denuncia. Yo dije que ya no lo haría más, que hasta llevaba las bolsas, pero como era tarde no las saqué... También pensé que me había convertido en un guarro con nocturnidad y alevosía así que acepté mi deuda en peculio.

Me multaron, iba fumando por la calle y como era el último cigarrillo tiré el paquete y la colilla cuando ya me terminaba el cigarro. Un policía detrás de mí, me decía mientras sostenía mi cajetilla vacía: “sabía que la ibas a tirar, si tiraste la cajetilla seguro que también la colilla”. Le expliqué que el suelo está lleno de papeles, que una colilla ni se nota y que hay muchas en la calle. Que además la gente dice que así le damos trabajo a los barrenderos... Esas cosas que escucha uno decir a otros malos ciudadanos carentes de educación.

Me multaron, llevaba a mi hija al colegio y aparqué el coche en un garaje con vado. Dejé las luces de avería puestas para que supieran que tardaría poco, pero el dueño del garaje me echó la foto y la presentó en la jefatura. Era solo el momento de dejar a la niña y nada, no pensé que estaba molestando a otra persona con mi comportamiento.

Me multaron, tiré la basura de madrugada al amparo de la noche, donde todos somos pardos hasta los gatos. La luna llena de verano, fue mi testigo y mi delator con un coche camuflado de la policía que me observaba a una distancia prudente. Les dije que era la primera vez, que no eran restos de comida, que se me fue la hora porque estaba viendo un partido de la Eurocopa, pero no hubo piedad la multa llegó a mis manos.

No me han multado, pero todos vemos casi a diario cualquiera de estos nocivos comportamientos. Quizás no haya suficientes papeleras, pero nuestra conciencia ciudadana debe actuar para guardar lo que vamos a tirar hasta llegar a una de ellas. No he atendido ningún esguince por sostener un tiempo prudencial una lata vacía. No tengo patín ni uso bicicleta, pero debo saber que estoy poniendo en riesgo mi seguridad, la de los peatones y la de otros conductores no respetando las normas de circulación que precisamente existen por ese motivo. No tengo perro, pero sea de día o de noche, solo o acompañado siempre abriré la bolsa para depositar los excrementos de mi mascota o pulverizar su orina evitando que lo haga en una fachada. Es una de las principales vías de contagio de infecciones intestinales. No fumo y echo en falta ceniceros a la entrada de centros y supermercados donde se acumulan muchas colillas en el suelo, colillas que acaban contaminando nuestras aguas, ríos y mares o ensuciando la arena blanca de nuestras preciosas playas. Respecto a los garajes con vado, existen habitualmente en zonas de difícil aparcamiento, si aparcamos en esos garajes estamos perjudicando y molestando a su dueño, con el único fin de no estacionar nuestro vehículo en un lugar adecuado y andar unos metros más. Solo nos falta meter el coche en el colegio, añadiendo además que dificultamos el tránsito del alumnado con coches sobre las aceras. La recogida de residuos urbanos tiene un horario establecido por sanidad para limitar su presencia y favorecer su ausencia en horas de mayor afluencia de ciudadanos. Si no lo respetamos es foco de contagio, acúmulo de roedores y facilidad para que nuestro levante los saque de ahí. Es fundamental por higiene cumplir el horario de depósito de basura. Nuestra buena conducta no dejará sin empleo a los barrenderos, sino que facilitarán su trabajo.

Es verdad que existen pocos policías que hagan cumplir estas normas, pero igual que existen pocos médicos y no por ello dejamos de tomar las medidas necesarias para evitar las enfermedades. Nuestros policías se llaman conciencia que nos prohíba hacer lo indebido, educación que nos dé respeto a nuestro pueblo y nuestros paisanos, y valores, aquellos que nos inculcaron y se ven en vecinos que barren su calle o recogen basura en la playa aunque no sea su obligación. Nuestro Ayuntamiento es carente todavía en servicios, pero entre todos tenemos que hacer un pueblo muy bonito. Que la basura no cae de los árboles, ni nace en el asfalto.

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