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Lunes 25/11/2024
 

Días de barrunto

Para no volver atrás

El viernes, que prometía ser emocionante, comenzaba a cumplir las expectativas. Lo que no podía llegar a imaginar era que se convertiría en inolvidable

Publicado: 17/02/2024 ·
09:24
· Actualizado: 17/02/2024 · 09:24
  • Televisión.
Autor

José Manuel Infante Gómez

Columnista mitad barbateño mitad madrileño. Redactor en web deportiva trescuatrotres.com

Días de barrunto

En palabras de su autor: "Intento decir lo que pienso pensando siempre lo que digo"

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Perdone. ¿Es usted de Barbate?  Antes de poder contestar, mi sonrisa me delató. Frente a mí, un hombre, al que no conocía de nada, me exponía los motivos de la pregunta realizada:

- Hace ya tiempo que me hablaron de la existencia en el barrio de una persona de Barbate que escribía libros. Y creo que lo he encontrado.

Estaba a punto de subir a ponerme frente a la televisión, que ese viernes ofrecía un menú lleno de alicientes, con el plato fuerte de la final desde el Gran Teatro Falla. Pero la aparición de aquella persona, que se identificó como un barbateño que salió de su tierra hace muchos años, hizo que me quedara un rato charlando con él. En la conversación, como no podía ser de otra manera, predominaron los recuerdos de esa tierra que nos unía y de la cual nos confesamos completamente enamorados.

Así pues, el viernes, que en principio prometía ser emocionante, comenzaba a cumplir las expectativas. Lo que no podía llegar a imaginar era que se convertiría en inolvidable, aunque por unos motivos muy distintos a los que yo esperaba.

Ya en casa, me puse el pijama para disponerme a deleitarme con las actuaciones de los cracks del Carnaval, mientras iba ordenando mi particular quiniela de premios. Pero no me dio tiempo a encender la televisión.

Un rápido vistazo a Facebook me llevó a visionar las imágenes más terroríficas que había visto nunca. Unas imágenes que me he prometido no volver a contemplar jamás.

La televisión, como era lógico, no llegó a encenderse en toda la noche. En mi mente, como si tuviese incrustado ese maldito video, se reproducía una y otra vez el cobarde asesinato que había contemplado antes.

Por si fuera poco, la horrorosa banda sonora que se escuchaba se componía de unos vítores que solo pueden ser lanzados por almas negras y miserables. Unos gritos que me laceraban el corazón, ya preso de un inmenso dolor.

Y empecé a llorar.

Por los pobres agentes de la Guardia Civil que habían sido ajusticiados sin ningún tipo de piedad, sobre todo por ellos. Eran lágrimas de rabia y pena.

Por mi pueblo, que, tras varias décadas estigmatizado, volvía a estar en boca de toda España.

Y así pasé gran parte de la noche de ese maldito viernes, que pensaba iba a ser de gloria y al final fue absolutamente infernal.

Y me avergüenzo de pertenecer a la misma raza de la que forman parte ese asesino sin escrúpulos y su asquerosa cohorte de palmeros malnacidos.

Ojalá la justicia deje de ser ciega y haga pagar a los responsables con el peor de los castigos.

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