‘Las manzanas’ es un libro de madurez de Agatha Christie, de una escritora ya mayor, y presenta un fondo de oscuridad, de observación pesimista, y de un más hondo conocimiento de las asperezas de la naturaleza humana que otras novelas de la monumental producción literaria de la ‘Dama del crimen’. ‘Las manzanas’ es como una mañana sin luz. Aunque ahí está Hércules Poirot, sabio, perseverante, impecable, caminando con unos relucientes zapatos de charol que le aprietan sobre la tragedia para resolver, al menos, el caso en medio de la desolación de un crimen terrible. “La personalidad de la víctima es la causa de muchos asesinatos”, afirma. Y añade: “A menudo la víctima es la causa del crimen”. Una niña, Joyce, es asesinada durante una fiesta de adolescentes tras asegurar públicamente que fue testigo de un asesinato. El libro tiene una atmósfera sombría, amarga como una manzana podrida, porque la víctima es una menor y además existe una insistente reflexión sobre los peligros que acechan a los niños. ‘Las manzanas’, recién publicada por Planeta, se sostiene sobre la intriga, naturalmente, pero el terror flota de manera invisible sobre el relato, algo infrecuente en la autora. Agatha Christie fue una colosal dramaturga, escribió 19 obras teatrales, frecuentó los estrenos, y en determinados personajes de ‘Las manzanas’ existen rasgos evidentes de personajes de Shakespeare, como incluso explica Poirot: “Siempre me he preguntado qué clase de mujer era lady Macbeth” (…) Agamenón sacrificó a su hija para conseguir que el viento impulsara sus naves hasta Troya. Michael estaba dispuesto a sacrificar a su hija para conseguir su nuevo jardín del Edén”.
El actor y director cinematográfico Kenneth Branagh se inspiró en la novela ‘Las manzanas’ para hacer la película ‘Misterio en Venecia’, estrenada el pasado septiembre, una cinta que presenta la atmósfera dura y de terror del libro, pero hay un barroquismo, una exuberancia fílmica en las imágenes que devoran, o, como poco, empequeñecen los maravillosos detalles de amanuense inteligentísima con los que A.C. traza sus historias. Resulta superior la novela a la película. La fuerza literaria de Agatha Christie radica, entre otras cosas, en unos diálogos impactantes y en la rotundidad de las descripciones con dos o tres detalles rápidos y contundentemente definitorios. A.C. es considerada aún por cierto sector de la ‘intelectualidad divina’ como una escritora menor. Pero se han vendido más de cuatro mil millones de ejemplares de sus libros en todo el mundo. Palabras mayores. Poirot es como un Hamlet atildado.