La tranquilidad y el ambiente festivo que reinó ayer en los países árabes contrasta con la creciente preocupación internacional ante la iniciativa del pastor radical estadounidense Terry Jones de quemar libros sagrados mañana sábado con motivo del aniversario de los atentados del 11 de septiembre del 2001 en EEUU.
Sin embargo, tras las presiones recibidas y después de cambiar de opinión, el reverendo anunció hoy su decisión de suspender la quema del ejemplares del libro sagrado musulmán, que estaba prevista para este sábado.
De llevarse a cabo, la iniciativa de Jones coincidiría con el Eid al Fitr, una de las festividades más importantes del calendario islámico, ya que celebra el fin del Ramadán, un mes en el que precisamente se conmemora la revelación del Corán al profeta Mahoma en el 610 d.C.
Entretanto, los musulmanes árabes de Oriente Medio disfrutaron hoy de un día de visitas familiares, ajenos a la polémica, aunque en Irak la iniciativa de Jones estuvo presente en algunos sermones del rezo especial del Eid al Fitr, que se celebra a las 06.00 horas de la mañana.
Los discursos de los imanes se centraron en la importancia de la convivencia pacífica, el rechazo a la violencia y afrontar las amenazas de Jones.
La Asociación de Ulemas Musulmanes, la principal organización religiosa suní de Irak, señaló en un comunicado que “Jones expresa un rencor escondido que no carece de ambiciones personales y políticas”, mientras que el gran ayatolá, Alí Sistani, máximo clérigo chií iraquí, instó a los musulmanes a autocontrolarse.
Frente a la preocupación de la jerarquía religiosa, ciudadanos como Um Nadine, de credo chií, expresó su inquietud por cuestiones más cotidianas como el éxito de los juguetes bélicos entre los niños iraquíes en una festividad donde es habitual hacer regalos a los menores.
“Lo que me molesta es que los niños insisten en llevar armas (de juguete) y es imposible hacerles cambiar de idea”, señaló a Efe Um Nadine.