La divulgación de esta práctica provocó reacciones de padres, de instituciones, y en particular del Ayuntamiento, que lo descalificó por imponer a la infancia una política de control absoluto.
Los chips establecerán una conexión permanente con un centro de control de vídeo de esta guardería -que no es municipal-, y eso permitirá saber si alguno de los alumnos sale de la guardería.
En ese caso, la dirección del centro será alertada inmediatamente, al igual que los padres, que recibirán un mensaje en sus teléfonos móviles.