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Viernes 17/05/2024
 
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Mundo

Líderes del Gobierno israelí llaman a gran marcha en pro de reforma judicial

Una iniciativa que podría socavar la democracia y que ha generado un histórico movimiento de protesta en todo el país

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  • Knesset. -

Líderes de la coalición del Gobierno de Israel han convocado para la noche de este jueves una manifestación a favor de la reforma judicial que promueven, una iniciativa que podría socavar la democracia y que ha generado un histórico movimiento de protesta en todo el país.

La llamada "Marcha del Millón" tendrá lugar en Jerusalén y ha sido convocada por legisladores del partido derechista Likud del primer ministro, Benjamín Netanyahu, así como por colonos líderes del movimiento Sionismo Religioso.

Su objetivo es demostrar que la mayoría de los israelíes eligió en las elecciones de noviembre pasado a un Gobierno "de derecha, judío y tradicional", que no puede implementar sus propias leyes debido a un Tribunal Supremo que considera de "izquierda".

"Necesitamos que todos vengan en masa a Jerusalén para asegurarnos de que se escuche una voz clara a favor de la reforma, a favor de la democracia real, a favor de la justicia", dijo el ministro de Justicia, Yariv Levin, en un video que circuló en las redes sociales y fue retomado por medios israelíes.

Esta marcha busca superar el aforo de las multitudinarias protestas antigobierno, que han llegado a superar los 120.000 asistentes solo en Tel Aviv, epicentro de las manifestaciones de oposición, a las que se han sumado decenas de miles de personas en otras cien localidades del país.

Este jueves, se espera que algunos de los miembros más importantes del gabinete hablen en la marcha, incluido Levin, arquitecto de la reforma judicial, además del ministro de Finanzas, el colono ultranacionalista Bezalel Smotrich, y el ministro de Energía e Infraestructura, Israel Katz.

Uno de los aspectos que más preocupa a los detractores de la reforma judicial es la ley de selección de jueces, que da al Gobierno un poder casi total sobre el comité que los nomina. Además, reduciría drásticamente la capacidad del Supremo para anular legislaciones.

Esta reforma ha puesto en jaque al gobierno de Netanyahu, que ha perdido gran parte de su respaldo social, con un 53 % de ciudadanos que cree que la reforma judicial es perjudicial para el país, y un 60 % dijo no sentirse representado por el Ejecutivo, según una encuesta publicada el fin de semana por la emisora pública Kan.

El histórico movimiento de protesta que surgió desde enero a raíz de la reforma ha sumado las voces de grandes empresarios del crucial sector tecnológico, financieros, intelectuales, reservistas del Ejército e incluso figuras internacionales, que advierten sobre el peligro que corre la democracia en el país y las pérdidas económicas que esto acarrearía.

Presionado, Netanyahu se vio obligado a detener el proceso de aprobación de la reforma en la Knéset (Parlamento israelí) la última semana de marzo, para dar lugar a un diálogo con la oposición.

El nuevo movimiento proreforma ya organizó otra manifestación de derecha, que tuvo lugar el 27 de marzo, horas antes de que Netanyahu anunciara el congelamiento de la legislación.

Sin embargo, los judíos ultraortodoxos, cuyos partidos forman una parte importante de la coalición gubernamental, no parecen dar apoyo unánime a la marcha del jueves.

El periódico ultraortodoxo Yated Ne'eman pidió a sus lectores no asistir a la manifestación masiva: "Claramente estamos con la derecha a instancias de nuestros rabinos, pero no pertenecemos ni adherimos a esta campaña".

"Estamos a favor de la reforma judicial y en contra de la toma dictatorial de la vida de las personas por parte del terrorismo liberal. Pero los miembros de la comunidad haredi deben mantenerse al margen", agregó el diario.

Aunque los partidos ultraortodoxos se alinean con la derecha, sus líderes rabínicos son reacios a identificarse con el Estado y sus instituciones.

Según medios israelíes, unos 1.000 autobuses privados están programados para partir de docenas de lugares en todo el país hacia la manifestación en Jerusalén, gracias a donaciones de miles de dólares, llegadas incluso desde Estados Unidos. 

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