Kasab es el rostro del atentado para indios y extranjeros –su imagen captada por una cámara de televisión: un reflejo de maldad en los ojos, un fusil de asalto y una mochila al hombro– y el único de los diez terroristas capturado con vida durante el atentado.
El juez M.L. Tahilyani, de una corte especial antiterrorista de Bombay, lo sentenció ayer a muerte por asesinato, conspiración criminal, comisión de acto terrorista y guerra contra la India, los cuatro cargos más graves de los más de 80 de los que había sido hallado culpable el pasado día 3.
El magistrado le aplicó también cinco cadenas perpetuas por otros tantos delitos, como intento de asesinato, secuestro y empleo de explosivos.
Kasab, que tiene apenas 23 años, escuchó al juez con la cabeza gacha y lloró al conocer su castigo, una actitud que contrastó con la indiferencia con la que siguió todo el proceso judicial, iniciado en abril de 2009 y completado en un tiempo récord para la Justicia de este país.
El tribunal consideró probado que el ataque a Bombay fue planificado y ejecutado por miembros de un grupo separatista cachemir.