“Es una historia que no estaba contada en el cine y, mejor o peor, ya la hemos contado”, explicó la realizadora ayer en Madrid, donde, junto a los actores Ramón Rivero y la también cantante Gala Évora, entre otros, reivindicó a “estos personajes secundarios dentro del colectivo gay”.
Estos “mariquitas” mantuvieron la visibilidad y fueron estigmatizados durante una época sin derechos para los homosexuales, pero hoy parecen de nuevo “armarizados” cuando, en el camino hacia la normalización, se impuso un modelo más sobrio y con más aceptación.
“No hemos llegado todavía a la normalización. Porque lo normal es que un mariquita pueda ser como es”, sentenció la directora de Nanas de espinas, que anuncia su película con la frase: “Todos tenemos derecho a nuestra parcela de felicidad, incluso nosotras”.