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Jueves 18/04/2024
 

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El díptico de La Dolorosa y El Ecce Homo expoliado por los nazis ya viaja a Pontevedra

Las autoridades polacas subrayan la rapidez del proceso y el ejemplo dado por la Diputación en la restitución de las piezas

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  • El díptico de La Dolorosa y El Ecce Homo expoliado ya viaja. -

El Museo de Pontevedra ha restituido este miércoles el díptico de La Dolorosa y El Ecce Homo expoliado a Polonia por los nazis. Así, el vicepresidente de la Diputación de Pontevedra y responsable del Museo, César Mosquera, ha firmado el acta oficial y ha hecho entrega gratuita de estos cuadros a las representantes del Gobierno polaco, "su legítimo propietario", culminando así una devolución que pretende ser "modélica".

A continuación, unos técnicos especialistas descolgaron los cuadros que hasta ahora formaban parte de una instalación efímera habilitada por el Museo de Pontevedra. Las pinturas serán trasladadas al Museo Nacional de Poznan que las tendrá en depósito para rehabilitarlas antes de que lleguen a su destino definitivo, que será el castillo de Goluchow, de donde fueron robadas.

En este acto de restitución también estuvieron presentes la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, el director del Museo, Xosé Manuel Rey, el alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, y la directora del departamento de Bienes Culturales del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de la República de Polonia, Elzbieta Rogowska, así como el letrado polaco Miquel Bordas Prószynski, junto a personal técnico de ambas instituciones.

César Mosquera ha comentado que, a lo largo de su dilatada trayectoria en la gestión pública, firmando a lo largo de su vida miles de expedientes y actas, "esta es posiblemente la más satisfactoria" para él, "porque es ayudar a restituir una injusticia, ayudar a restituir arte expoliado, ayudar a hacer un mundo mejor".

Elzbieta Rogowska ha expresado "de corazón" el agradecimiento al Museo y a la Diputación de Pontevedra por la rapidez y facilidades dadas para la restitución. Además, ha recalcado que el valor de las obras no está solo en su belleza pictórica, "sino en lo simbólico, por su condición de obras expoliadas y ahora restituidas".

La directora del departamento de Bienes Culturales polaco ha explicado que su país perdió el 70% de todo su patrimonio nacional en la II Guerra Mundial por la destrucción y el robo de iglesias, museos y colecciones privadas, perdiendo hasta 516.000 obras de diferentes lugares del territorio nacional. Algunas, relató, fueron devueltas justo después de la guerra, pero muchas más quedaron desaparecidas.

En esa labor de recuperación trabaja desde los años 90 un departamento específico de su Gobierno que se dedica a la catalogación y búsqueda de estas obras para procurar su devolución. Ellos fueron quieres descubrieron estos dos cuadros en Pontevedra.

Las pinturas, tras salir de Varsovia en 1944, llegaron hasta un comercio de arte de Madrid en 1973 y acabaron en el Museo de Pontevedra en 1994, como parte de la compra de la colección de José Fernández López, formada por 313 pinturas de autores y cronologías diversas.

Actualmente, están abiertos 23 expedientes por parte de Polonia en este proceso de recuperación que suele "muy largo y muy tedioso" prolongándose durante años, algo que no ocurrió en Pontevedra, por lo que han expresado su agradecimiento a la Diputación "por agilizar todo este proceso".

Elzbieta Rogowska cree que esta actuación de Pontevedra "puede ser un procedimiento modelo" para otros países, unas palabras que emocionaron a la presidenta de la Diputación, que ha expresado su orgullo porque "estamos dando un ejemplo de buenas prácticas al mundo entero".

Como anécdota, Elzbieta Rogowska, desveló que acababa de ver por primera vez en persona, "con la verdad de su calidad y su color", estas dos piezas que formaban parte del contenido de su tesis doctoral y que hasta el momento solo había visto en fotografías en blanco y negro.

Este díptico es parte de las 700 piezas expoliadas de la Colección Czartoryski en Goluchów por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, del que hasta ahora el Gobierno polaco solo pudo recuperar una pieza, un crucifijo de esmalte de Limoges que fue entregado por una persona anónima.

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