Hasta el próximo 23 de mayo, día en el que la también llamada Síndone volverá a quedar guardada, la archidiócesis turinesa espera recibir unos dos millones de visitas en lo que supone un acontecimiento que va más allá de lo estrictamente religioso y que se produce diez años después de la última exposición pública.
La catedral de Turín, donde se conserva el sudario, acogió el la mañana de ayer a los primeros visitantes de la Sábana Santa: autoridades locales y periodistas pudieron comprobar in situ el misterio que envuelve al supuesto sudario de Cristo, cuya autenticidad ha sido tantas veces discutida.
Entre esos primeros afortunados que pudieron ver el lienzo , figuraba Sergio Marchionne, consejero delegado de la automovilística Fiat, quien definió ante los periodistas su visita como “una experiencia personal significativa”.
También se acercó en este primer día de exhibición el recién elegido presidente del Piamonte, Roberto Cota, de la Liga Norte (LN), quien afirmó a la salida de la catedral de Turín que la Síndone hace reflexionar sobre los problemas que existen y sobre la multitud de cuestiones a afrontar”.
Tras las personalidades y los periodistas, la auténtica exposición pública comenzó en la tarde de ayer cuando empezaron a desfilar las 12.000 personas que han solicitado cita previa para las cuatro horas de exhibición previstas para ayer sábado.
Todas ellas precederán la visita del Papa Benedicto XVI, prevista para el próximo 2 de mayo y que tomará el testigo de su predecesor en el cargo, Juan Pablo II, quien visitó la Sábana Santa en la exhibición de 1998, la penúltima celebrada hasta ahora.
Ese domingo, las puertas de la catedral de Turín se abrirán sólo para el Pontífice, quien además oficiará una misa que se espera sea multitudinaria en la céntrica plaza de San Carlos.
Con el máximo despliegue de seguridad el día en el que el Papa visitará Turín, las cifras que arroja la exposición pública de la Sábana Santa son las de todo un acontecimiento de relevancia internacional: 2.000 periodistas de todo el mundo acreditados, cientos de misas reservadas en las parroquias y hoteles con una ocupación los fines de semana de entre un 80 y 90 por ciento.
En medio de toda este balance de números, el arzobispo de Turín, Severino Poletto, ha venido a recordar en los últimos días que “el negocio no debe entorpecer el evento religioso”.