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“Me tomé mal el primero pero hoy antepongo mis tres nietos a mis hijos”

Abuelo a los 49 años, admite que “el esfuerzo económico fue tremendo” por la inestabilidad laboral de los padres, pero está feliz: “Dan cariño infinito”

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  • Un abuelo juega con su nieta en un parque durante la pandemia. -

A G. le apasiona el mar, pero no soporta la playa. Sin embargo, contando con el pasado viernes, y pese al levante, llevaba  tres días consecutivos merendando en la orilla de Camposoto con su nieta, que acaba de cumplir seis años.

Este, en cualquier caso, es el menor de los sacrificios que ha tenido que hacer desde que la pequeña vino al mundo, bromea. G. fue abuelo por primera vez en 2013. Solo contaba con 49 años. Él también fue padre joven, cuando tenía 22. Su hijo mayor, con 26. La diferencia es que G. era marino; su primogénito, por el contrario, se encontraba en situación de desempleo. “Me lo tomé mal”, reconoce.

Pero en cuanto tuvo en brazos a la pequeña, se sintió feliz. Y la felicidad no entiende de estrecheces de ningún tipo. “En casa pasamos de ser cuatro a seis, porque mi nuera empezó a vivir con nosotros hasta que la situación laboral de ambos mejorara”, relata. G. es pensionista de clases pasivas.

 Dejó de embarcar por enfermedad. Su mujer, por fortuna, también trabaja desde hace años. Pero la suma de ingresos no daba para muchas alegrías. “El esfuerzo económico fue tremendo”.

La cosa se complicó en 2016. Porque su nieta tuvo un hermanito y dos semanas después... un primo. El segundo de sus hijos, con 24 años, también fue padre y solo unas semanas después decidió separarse, lo que conllevó a destinar los exiguos ahorros al pago de un abogado.

“Esta niña prácticamente la hemos criado nosotros”, remarca. Y, pese a las penurias y la incertidumbre, “es bonito, ilusionante, le ha dado un nuevo sentido a la vida, ahora vives más el presente, piensas menos en el futuro”.

G. admite que, en cierto modo, es más permisivo con ellos que cuando sus hijos tenían su edad. Pero todo le parece poco para quien les dan cariño infinito. “Si me preguntas a quién quiero más, antepongo a mis nietos a mis propios hijos”, concluye.

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