Más allá de sus playas y de su privilegiado entorno natural, Zahara de los Atunes centra gran parte de su identidad en un edificio histórico que representa como ningún otro su historia, su cultura y su idiosincrasia. Hablamos del Palacio Chanca, denominado de Pilas. “Fue el origen de Zahara y será su futuro”, afirma con contundencia Agustín Conejo, presidente de la Entidad Local Autónoma y gran conocedor de la historia de dicha edificación.
Una vez se logre tener el 100% del suelo, desde la Consejería de Cultura iniciará la puesta en marcha de dicho proyecto que cuenta con una subvención de 12 millones de euros para la rehabilitación integral del Palacio y la recuperación de todos los pabellones y edificaciones originalesSu origen proviene de una concesión ducal, en el siglo XIII; ae los Duques de Medina Sidonia para el trabajo de las almadrabas, siendo construido en el siglo XV. “Aquí, por aquella época, no había nada. Era una playa y a partir de su construcción comenzó a asentarse una población de forma permanente”, indica Conejo. Concretamente se trataba de la concesión que, en 1294, el Rey Sancho IV el Bravo hizo a Alonso Pérez Guzmán por su defensa de la plaza de Tarifa y de las almadrabas para la pesca del atún. Esta concesión pasó a manos los descendientes de Guzmán, los Duques de Medina Sidonia, que procedieron a su construcción en el siglo XV.
Aunque se construyó como edificio auxiliar de las pesquerías de los Guzmanes en Zahara y Conil, que durante siglos fueron de las más productivas de Europa, “su justificación originaria pasaba por la de ser un edificio defensivo contra los ataques de los piratas berberiscos que azotaban estas costas”. Eso sí, “su principal objetivo y razón de ser fue siempre la de alojar las actividades asociadas a la pesca de la almadraba.
Su estructura
A lo largo de la historia ha recibido diferentes denominaciones, Castillo de Zahara de los Atunes, castillo de Jadraza, casa chanca o popularmente ‘El Palacio’. Se trata de “una construcción de planta rectangular, de 18.000 metros cuadrados, delimitada por cuatro lienzos de muralla, realizada en mampuestos tomados con cal y guijarros. En su origen contó con tres torres; la de levante, situada en la esquina noreste (hoy sólo se conserva la sillería de arranque), la de poniente, situada en la esquina noroeste (rehabilitada en la actualidad) y la de vela, ubicada en la parte central del recinto y en la que se emplazaba el campanario del cual no quedan restos”, tal y como nos explican desde el Ayuntamiento de Zahara.
En la muralla “se abrieron inicialmente tres puertas, dos hacia el mar en el lienzo sur, con arcos rebajados con dovelas y jambas de sillares de piedra ostionera, y una hacia tierra en el lienzo oeste. En el siglo XX se añadió una cuarta puerta en el lienzo norte (arco de medio punto con intradós de ladrillos.
Su principal característica, y de ahí su importancia, es que, además de ser la chanca más grande de los duques de Medina Sidonia, tenía una triple funcionalidad. La defensiva, con las murallas para evitar los ataques de los piratas berberiscos; la residencial, tanto para los duques en diferentes épocas y que le servían para controlar las almadrabas de Castilnovo y Zahara, como para los trabajadores de la almadraba; y la industrial, como saladero de atún y también como almacén de los enseres, pertrechos y artes de la almadraba de Zahara. Incluso contaba con un patio para guardar los barcos, hornos, pozo de agua dulce, pilas de salazón, carnicería, etc. Era junto a la de Conil, de las más productivas en cuanto al número de capturas.
Conejo insiste “es, sin duda el origen de Zahara”, como recoge Miguel de Cervantes en su novela ‘La Ilustre Fregona’, en la que habla de la almadraba, del castillo y de la gente que venía a la zona a trabajar. “Según la leyenda, era gente muy variopinta. Desde presos y personas con diferentes condenadas, a personas que se sentían atraídas por las historias que se contaban de fiestas, jaranas y picaresca que se vivían alrededor de la almadraba”. No hay que olvidar que vivir aquí en aquella época era peligroso y complicado.
Asentamiento de la población
Tras su construcción se creó un asentamiento de chozas de pajas alrededor del castillo, las cuales eran asoladas tras cada ataque de piratas. Luego se construyeron las primeras casas de bóvedas de cañón, de las que aún se conservan algunas. Primero servían de mesones y almacenes, para convertirse en viviendas que ayudaban a protegerse de los ataques, del fuego, del calor y del frío.
En los años siguiente, y aunque los duques siguieron calando, al explotación de la almadraba pasó por varias manos, como a marineros agrupados en gremios e incluso a armadores provenientes de Huelva y Valencia.
“Luego hubo una época en la que se dejó de utilizar como almadraba, con un parón importante durante el cual se inauguraba la actual iglesia en 1906 donde se ubicaba el saladero. Así hasta que en 1929 se crea el Consorcio Nacional Almadrabero, que inició una política de racionalización de explotaciones que “supondrá una drástica supresión de muchas almadrabas, aunque se mantuvo la de Zahara y Barbate”.
El Consorcio se instaló en el Palacio y explotó la almadraba desde 1929 hasta 1936. En esos años construye el torreón, “un símbolo para Zahara que de hecho aparece en el escudo de la localidad”. En ese torreón instaló sus oficinas hasta que en el citado año 1936 se trasladan a Barbate y el edificio cobra un uso distinto, primero como cuartel del ejército y luego de la Guardia Civil.
“Esa es una de las razones por las que, además de Bien de Interés Cultural, BIC, también es un Bien de Interés Etnológico”, explica Agustín Conejo.
Y llegó el año 1.974-75, cuando el Palacio quedó en desuso y abandonado, lo que provocó un progresivo, alarmante y peligroso deterioro que amenazó su existencia. A pesar de ello, gracias primero a la lucha y esfuerzo de la Asociación de Vecinos El Palacio, y luego del propio Ayuntamiento de Zahara, a día de hoy el castillo tiene futuro.
BIC y proyecto de rehabilitación
De hecho, fueron esos vecinos quienes impidieron que el Palacio acabara convertido en una urbanización a pie de playa. Había un proyecto, incluso una maqueta paseándose por Madrid en busca de inversores. Pero la fuerza de ese grupo de vecinos, “algunos de los cuales han fallecido”, logró que se declarase Bien de Interés Cultural a través de la Orden de 14 de octubre de 2004 de la Consejería de Cultura.
Además el Ayuntamiento de Barbate, en su Normativa de Protección y Prevención del Patrimonio Histórico de Carácter Arqueológico (BOP nº. 78, de 3 de abril de 2004), le otorgó el nivel de protección integral, máximo nivel de protección que se asignó a aquellos yacimientos que debían ser conservados íntegramente para su estudio y disfrute cultural público.
Gracias a ello, el suelo pasó a ser municipal a través de una permuta de terrenos y solares que les fueron entregados a los propietarios privados.
Aún así, aún no se ha intervenido a modo de rehabilitación. “Esa es la lucha del actual Ayuntamiento de Zahara y de sus vecinos”, señala Conejo. Y es que la declaración de BIC se queda “corta”.
Una lucha que coge el testigo de la A.VV El Palacio. Es necesaria esa rehabilitación por su interés general e histórico. Una lucha que cuenta con el apoyo del Archivo General de la Fundación Casa Medina Sidonia.
“Hemos conseguido, a través de la Junta de Andalucía, un proyecto arquitectónico dentro del marco 2020-2030, el cual cuenta ya con presupuesto”, pero “la administración es lenta y aún nos queda un proceso de expropiación forzosa de un pequeño espacio que permanece en manos privadas”.
Una vez se logre tener el 100% del suelo, desde la Consejería de Fomento iniciará la puesta en marcha de dicho proyecto que cuenta con una subvención de 12 millones de euros para la rehabilitación integral del Palacio y la recuperación de todos los pabellones y edificaciones originales”.
La idea es que tras la rehabilitación se destine “a uso cultural, pero también turístico y económico, porque nuestra apuesta es el turismo cultural”.
El Ayuntamiento ha realizado varias peticiones dentro del proyecto que saldrá a concurso público con las directrices que finalmente deberá marcar la Consejería de Cultura.
El castillo acogería un museo del atún, un centro de interpretación de la almadraba, la biblioteca municipal, una sala de exposiciones, la puesta en valor de las plazas con la instalación de pequeñas tabernas y locales de ocio (a semejanza de las chancas rehabilitadas en Sicilia), un auditorio externo para acoger conciertos y obras de teatro, e incluso el traslado de la sede del Ayuntamiento hasta el torreón que construyó y usó como oficina el Consorcio Almadrabero.
Mientras se lleva a cabo dicho proyecto, “desde el Ayuntamiento hacemos lo que está en nuestras manos para darle un uso, como la instalación del mercadillo artesanal, las actividades infantiles, el cine de verano, la realización de conciertos y festivales, etc”.
Agustín Conejo quiere reconocer de nuevo la labor de los vecinos y vecinas, especialmente los de El Palacio, que “fueron los pioneros en la defensa del castillo”. Ahora quiere honrar ese legado y culminar la rehabilitación en memoria de los que ya no están. No hay que olvidar que “en Madrid ya estaba la maqueta para urbanizar nuestro principal emblema patrimonial”, un castillo, una chanca, un palacio que “fue el origen y será el futuro de Zahara”, ya que “su uso cultural de primer orden ayudará a romper aún más la estacionalidad” de ese turismo de sol y playa que cada año inunda cada rincón de Zahara.